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FÉLIX

Miro la puerta por milésima vez en una hora.

Se siente como si estuviera haciendo algo malo. Como cuando metía la mano en el tarro de galletas cuando mi madre no miraba. Pero, tal vez, estoy siendo demasiado duro conmigo mismo.

No hay nada de malo en ver porno. Soy un chico de veintidós años. No soy virgen. Solo un tipo tratando de averiguar cuáles son sus fetiches.

Suspirando, me reclino contra las almohadas, con el portátil apoyado en los muslos mientras paso a través de las imágenes en la pantalla.

Me quedo sobre una de las imágenes, que muestra un adelanto de lo que puedo esperar. De acuerdo, se ve bien.

He mencionado que estoy viendo porno gay?

Si, soy un sucio mentiroso. Le dije a Seo que iba a tomar una sienta y mírame ahora.

Dejo salir un suspiro tembloroso mientras el vídeo se carga. Es un vídeo corto y empieza de golpe. Tengo el sonido bajo pero puedo escuchar cada palabra clara.

Bueno, solo uno de los tipos está hablando. El otro solo es capaz de sorber y gemir profundamente mientras disfruta teniendo el pene del otro tipo en la boca.

—Mierda si... oh si... chupa esa gran polla...—

Me río mientras me imagino ordenándole a Changbin "Chupa esa gran polla"

Siguiente vídeo. Este no está hecho para mi.

Pulso en uno de titulo: Follada al lado de la piscina. Suena prometedor. Me gustan las piscinas y follar. Nada puede salir mal. ¿Cierto?

—¿Te gusta esa gran polla en tu pequeño agujero?—

Yyyyy pulso detener. Nop, simplemente no.

Pero ganó el premio con mi siguiente elección. Dos tipos están acostados en una cama, acariciando sus erecciones juntas.

Y la mía sale a saludar.

Hay algo en el agarre que tienen en el otro que me excita. Hay un hambre lleno de energía en sus besos que aprecio. Que mi erección aprecia.

Ahora estoy muy duro. Con la mirada fija en la pantalla mientras veo a un tipo besar al otro mientras baja por su estómago.
Cuando su boca engulle la erección del otro, un golpe de calor se dispara por mi columna.

Tomando aliento, estiro la mano y tomo mi adolorido pene.
Oh, mierda, esto se siente bien.

Sigo mirando. Sigo masturbandome.

Y lo extraño es que no estoy cambiando el rostro del tipo por el de Bin. Esa había sido una de las razones para este pequeño experimento, averiguar si es solo él quien me excita o los hombres en general.

El tipo recibiendo una mamada deja salir un gemido ronco. El sonido masculino me hace algo. Su amigo lo chupa más fuerte.

Estoy, literalmente, a cinco segundos de correrme.

Cálmate, le ordeno a mi pene. Solo estamos empezando.

Pero mi amigo tiene mente propia. No deja de latir, así que pulso la tecla de avance rápido para llegar a la verdadera prueba.

La penetración...Y, maldita sea. Esto es realmente serio.

Hago una mueca cuando el sonido de carne chocando estalla por los altavoces. Dios!

¿Cómo es que ese tipo no está gritando de dolor?

Aunque esta gritando. Bueno, gimiendo. Y hay gruñidos. No son cuidadosos el uno con el otro, pero todo ese entusiasmo torpe parece divertido.

Sigo mirando al tipo que está recibiendo. Sus bíceps se hinchan mientras se masturba, cerrando los ojos de golpe, su cuello tenso de placer.

Y entonces se corre, y yo no estoy lejos. El ordenador cae en mi regazo mientras me acaricio más rápido. Jadeo en busca de aire, con los ojos pegados a la pantalla, a la vista de dos hombres follando.

Mi espalda se arquea mientras mi polla tiembla en mi mano, derramándose por mi estómago.

Mier...da.

A mi corazón me lleva casi todo un minuto tranquilizarse.

Una vez mis extremidades ya no se sienten débiles, alcanzó la caja de pañuelos a mi lado y me limpio. Luego miro el techo por un rato.

Aunque no he terminado. Esa era solo la primera parte del experimento. Vuelvo a tomar el portátil y entro a una nueva categoría. El clásico buen porno lésbico.

Estoy demasiado agotado como para obtener otra erección, pero aún así toco la imagen, una que muestra a dos chicas enredadas en un sofá.

Me subo el pantalón y apoyo la mano en la entrepierna mientras me pongo cómodo para disfrutar la vista.

Y la disfruto. Porque luego de unos minutos, estoy duro otra vez. La lujuria no es tan fuerte como antes, pero eso es por el orgasmo que acabo de tener, no porque las chicas no me estén excitando.

Me atraen las mujeres, no tengo dudas.

También me atraen los hombres, aparentemente.

Cuando suenan pasos en el pasillo, cierro el portátil de golpe, casi golpeándome los dedos. Luego lo dejo a un lado y me levanto tirando rápidamente los pañuelos.

Un segundo después, una llave tintinea en la cerradura y Seo cruza la puerta. Me ve de pie en medio de la habitación, alza una ceja y pregunta.
—¿Cómo estuvo la siesta?—

Tengo el presentimiento de que sabe exactamente lo que he estado haciendo, pero simplemente me encojo de hombros.
—Justo lo que necesitaba. ¿Cómo estuvo la comida?—
—No tuve ninguna. Acabé dando un paseo.—

—¿Tienes hambre?— Recojo mi camiseta del suelo y me la pongo. —Porque yo si.—
Cuando pasó la cabeza por el cuello de la camiseta, me encuentro a Seo mirándome con cautela.

—¿Estás bien, Lee?—
—Si—
Camino hasta la puerta, mirándolo sobre el hombro.

—Así que... ¿Vamos a comer?—
Frunce el ceño, llevando mi atención a la barra en su ceja izquierda. Le da todo ese aspecto de chico malo que me pone un poco... caliente.
—¿Changbin?—

Desecha los pensamientos que lo tenían preocupado.
—Si. Comida suena bien.—

Dejo la habitación sin comprobar si me está siguiendo. Se que lo hace. Puedo sentir su mirada perpleja fija en mi espalda.

Después del modo en que pasé la tarde, no creo que esté ni de cerca tan perplejo como yo.

~FÉLIX~ ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora