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CHANGBIN

Parpadeo, desorientado. Aún estoy en el bar, aún sigo apoyado en la barra y mirando las botellas de licor.

Mierda, me aturdí. Y ahora estaba semi-duro, gracias al recuerdo de mi ultima noche con Félix.

Tragando saliva, me giro para encontrar a un extraño sonriendo detrás de mi.
—En serio— añade, su sonrisa crece —Has estado observando esas botellas durante casi cinco minutos. El camarero se rindió intentando preguntar que querías—

¿El camarero había hablado conmigo? probablemente piense que soy un completo ratito.

Aunque el tipo junto a mi no parece un ratito. Tiene muy buena apariencia en realidad. Veinti-algo, jeans gastados, una camiseta de alguna banda de Rock, un tatuaje de manga completa cubre su brazo derecho.

Es más grande de lo que me gustan normalmente. No es enteramente mi tipo, pero tampoco no es mi tipo. Es definitivamente material de follada y por la forma es la que me está examinando, se que podría estar interesado.

—¿Estas con esos chicos?—señala hacia la mesa de chaquetas de Hockey.
Asiento
—¿Que celebran?—
—Ganamos el Frozen Four esta noche— me detengo —El campeonato de hockey Universitario—
—Wohaa!! Felicidades!!. Así que juegas hockey, ¿eh?— pasa su mirada por mi pecho y brazo, antes de volver a mi rostro —se nota—

Si, está interesado.

Miro hacia la mesa, donde Chan me mira. Sonríe cuando nota a mi acompañante, se vuelve hacia los chicos, riendo de algo que Seungmin le acaba de decir.

—Así que, ¿Cómo te llamas?— pregunta.
—Changbin—
—Soy Minho—
Vuelvo a asentir. Parece que no puedo reunir ningún encanto. Ningún comentario engreído, ni insinuación descarada.

Gané el campeonato esta noche, debería estar celebrando. Debería invitar a éste extractivo tipo al hotel, colgar la señal de no molestar en la puerta así Chan entendería la señal y follarme a Minho.

Pero no quiero. Solo estaría tratando de sacar a Félix de mi sistema y se que después me sentiré como una mierda.
—Lo siento, tengo que volver con los chicos— comento abruptamente —Encantado de charlar contigo, Minho—

Cruzo el bar antes de que pueda decir otra palabra. No me giro para ver si luce decepcionado o para asegurarme de que no me sigue. Solo golpeo a Chan en el hombro y le digo que me voy.

Pasan cinco minutos hasta que soy capaz de convencerlo de que no he sido abducido por aliens. Me excuso con un dolor de cabeza, echándole la culpa a la adrenalina, las cervezas, la temperatura y todo lo demás que puedo pensar, hasta que finalmente se rinde y soy capaz de abandonar el bar

El bar está a veinte calles del hotel, pero decido caminar en vez de tomar un taxi. Puedo usar el aire fresco y el tiempo para aclarar mi cabeza. Excepto que ahora estoy a diez calles y mi cabeza aún no se ha aclarado. Esta brumosa con imágenes de Félix.

No puedo dejar de recordar la forma en que lucía anoche. Su sensual cabello, el sonrojo de sus mejillas. Había estado a punto de hacerlo. Y la chica...

Apretando los dientes, saco a la chica de mi cabeza y pienso en el adiós que Félix y yo compartimos.

"El lugar no es lo mismo sin ti"

Había sonado como si lo dijera de verdad. Demonios, probablemente así era. Pasamos los mejores veranos de nuestra vida en Élites. Obviamente una mamada no le había jodido todos los buenos recuerdos.

Meto las manos en mis bolsillos, me detengo en el paso de cebra y espero a que la luz cambie a verde. Me pregunto si volveré a verlo de nuevo.

Probablemente no.

Ambos vamos a graduarnos, a empezar nuestras vidas post-universitarias.

Él está en la costa oeste, yo voy a dirigirme a Toronto. No es verosímil que nuestros caminos se crucen.

Tal vez eso es lo mejor.

Dos miserables encuentros esta semana, solo dos, aun así de algún modo fueron capaces de borra los cuatro años que he pasado intentando olvidarlo.

Es obvio que no puedo estar alrededor de Félix sin desearlo.

Pero este fin de semana no fue suficiente para mi, maldita sea.

Tomo mi teléfono antes de poder detenerme, parando junto a un dispensador de periódicos e inclinándome sobre la caja de metal mientras abro el navegador.

No hay buena señal, por lo que le lleva un tiempo cargarse, pero una vez que lo hace no tardo en llegar a la página de contacto.

Paso el personal de dirección hasta que encuentro el número del director del campamento.

Me conoce. Le agrado. Mierda, los pasados cuatro años ha estado persiguiéndome para que vuelva.

Podría hacerme este favor si se lo pido.

Marco el número. Luego vacilo, mi dedo suspendido sobre el botón de llamada.

Soy un bastardo egoísta. O tal vez un maldito masoquista.

Félix no puede darme lo que quiero, pero aún así no puedo evitar quererlo.

Quiero lo que sea que pueda conseguir. Una conversación, una broma, una sonrisa, cualquier cosa.

Puede que no sea capaz de llevarme la porción completa, pero mierda, estoy bien con los restos.

Solo... Solo no puedo dejarlo ir aún.

~FÉLIX~ ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora