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CHANGBIN

Cinco minutos más tarde estamos entrando en el dormitorio, el lugar está tranquilo, lo que significa que los niños están cenando.

Sin decir una palabra, entramos en nuestra habitación y cierro la puerta. La primera cosa que hago es dejar caer mis pantalones y mis bóxers al suelo donde hacen una bofetada húmeda. Félix sigue mi ejemplo.

A continuación, los dos estamos de pie allí, desnudos, mirándonos el uno al otro.
Sus ojos están sorprendidos, y mi corazón tiembla con el terror de lo que él está a punto de decir.
"No puedo hacer esto de nuevo"

—Tenemos que estar en silencio— dice en su lugar. Y mi sonrisa es del tamaño del Lago Mirror.
—Puedes morder la almohada cuando te haga gritar—

Toma una respiración entrecortada cuando me muevo más cerca de él, al instante me congelo.

—¿Estas seguro que quieres hacer esto?— me muerdo la parte interna de las mejillas —Has estado corriendo de caliente a frío conmigo todo el día.—

El asiente.
—Necesito enderezar algunas cosas en mi cabeza—
Resoplo ante su elección de palabras.
—Enderezar ¿Eh?— le ofrezco una mirada significativa ante su muy notable erección.

Su boca se contrae.
—Mi pene y yo llegamos a un acuerdo—
—¿Si? ¿Cuál es?— pregunto con curiosidad.
Se encoge de hombros
—A ambos nos gustas—
Mierda.

Desvanezco el resto de la distancia entre nosotros. Ya estoy duro, lo cual no es sorprendente, porque he estado pensando en esto todo el día.

Mis manos se posan sobre su piel fresca por el agua. Rozo sus pezones con mis dedos, y ellos se ponen rígidos de inmediato.

Su oreja está justo al lado de mi boca, así que meto mi lengua en ella, haciéndolo jadear.
—Recuéstate en mi cama— susurro.

Dos segundos después, él está ahí. Y yo estoy extendiéndome sobre él como una manta, y explorando con mi lengua su boca.

Félix gime, pero estoy demasiado envuelto en su sabor como para preocuparme por ello.

Tengo mis dedos en su pelo y su caliente cuerpo bajo el mío y es todo lo que siempre me he querido.

Sus caderas se mecen debajo mío, su pene golpeando y rozándose contra el mío. Frotarme contra él se siente increíble, y me encanta que su dulce boca sea prisionera de la mía. Pero no quiero venirme todavía. Así que me obligo a retroceder.

Cuando miro abajo a Félix, sus ojos están nublados de lujuria, y sus labios están hinchados y rojos.

Hago la seña de "tiempo fuera". Él inclina su cabeza en la almohada y suspira, y no puedo evitar dejarme caer y besar su garganta expuesta.

Te amo.

Las palabras están siempre allí en la punta de mi lengua. Las trago de vuelta como debo y digo algo más creativo en su lugar.

—¿Alguna vez te has familiarizado con tu próstata?—
Él sacude la cabeza.
—¿Confías en mi?—
Félix asiente instantáneamente y mi corazón se contrae.

Debo estar loco para empujarlo así, pero las cosas que anhelo están en guerra con mi juicio. Así que ahora estoy saliendo de la cama para buscar en mi bolso una botella de lubricante que siempre tengo ahí.

Sus ojos miran la botella cuando me siento en la cama. Él probablemente está a segundos de decir: "Espera, eso es demasiado gay para mi". Así que me inclino y tomo la punta de su erección en mi boca.

—Mierda— jadea, arqueando la espalda.
Una vez más, estoy conmocionado y con la certeza de que soy el bastardo manipulador más grande del mundo. Pero estoy tratando de hacer volar su mente y estoy esperando que eso sea suficiente justificación.

Lo torturo con mi lengua hasta que prácticamente está levitando en la cama.
—Levanta está pierna— susurro

Borracho por mi lengua, eleva la rodilla sin quejarse, y lo posiciono para poder alcanzar el lugar fácilmente.

Aplico un poco de lubricante en mis dedos. Entonces dejo caer mi cabeza y tomo su pene en mi boca. Cuando comienzo a succionar, se queda sin aliento. Pero cuando deslizó mis dedos entre sus nalgas, se queda en silencio.

—¿Estas bien?—
Él toma una respuesta lenta.
—Si— dice mientras deslizo un dedo — Es extraño.—

—¿Puedo meterlo más?— Si dice que no, lo dejare enseguida.
—Está bien—

Aplico un poco más de lubricante y luego lo penetro con la punta de mi dedo.
—Relajate para mi, bebé—
El trata. Así que lo recompenso con algunos besos en donde los quiere.
—Mmmh— dice —Eso me gusta—
Y le doy un poco más.

Me inclino, chupando, lamiendo y sacando mis mejores movimientos en general.
Y al mismo tiempo, estoy introduciendo un dedo lentamente hacia su próstata.

Cuando por fin llego, todo cambia.
—Ohpordios oh... ohpordios— susurra Félix, los músculos de sus muslos tiemblan.

Lo hago de nuevo y chupo a la vez.
El gime fuerte y con mi mano libre cubro su boca.
—Shhh— le recuerdo. — No hagas que pare.

Él aleja mi mano de su boca.
—Es... Eres... mis pies están hormigueando—
Eso es buena señal.

Sonriendo, reanudo mis servicios malvados, mi dedo se desliza dentro de él a la vez que hago movimientos largos y perezosos con mi boca.

Félix empieza a mover sus caderas empujando en mi boca. Y no es solo su pene lo que está empujando. Está saltando sobre mi dedo, buscando más.

—¿Estas bien?— murmuro.
—Más que bien— su voz es un susurro ahogado.

Él cierra sus ojos. Un rubor se apodera de sus mejillas, sus cejas se juntan como si sintiera dolor. Pero sé que dolor es lo último que siente en este momento.

Su pene se vuelve increíblemente duro en mi boca, y gimo cuando su culo baja sobre mi dedo.
—Bin...— suspira mi nombre, sus muslos temblando mientras levanta sus caderas de nuevo —... me estás volviendo loco.—

Su excitación nos rodea como una niebla espesa, latiendo en el aire, en mi pene.
Deslizo mi dedo por su próstata y el suelta una maldición, y me encanta.

—¿Alguna vez te han dicho que eres sexualmente aventurero?—
Abre un ojo.
—Todo el tiempo— murmura. Y experimento una sacudida de celos. Félix gime de nuevo. —Sigue haciendo eso. Por favor... no pares...—

Este chico cree que parar es una opción. Lo haría, por supuesto, si el me lo pidiera, pero ¿Mientras que él esté rogando por mi boca y mi dedo? Nada más que la muerte me impediría dárselo.

Le voy a dar todas mis partes, se las serviré en un banquete.

Lee Félix no tiene ni idea de la clase de poder que tiene sobre mi.

~FÉLIX~ ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora