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CHANGBIN

Un viernes a mediados de agosto Lix se muda a nuestro apartamento. Aunque "mudar" requiere unas comillas, porque no tenemos mucho de nada.

A principios de semana compré un sofá, una cosa de cuero muy de macho, si he entendido la descripción correctamente. Parece que mi gusto es del tipo "hombre de las cavernas" dijo Lix y no puedo decir que le importe. También elegí tres taburetes para la isla de la cocina, lo que significa que podemos posponer el preocuparnos sobre una mesa de verdad.

La otra noche, hice un espectáculo yendo al supermercado, pero sólo volví con patatas, salsa y cerveza, lo que significa que Félix se quejó sobre tener que ir otra vez y comprar comida de verdad.

Puede que aún no lo haya mencionado, pero mi Lix es muy buen cocinero.

Aunque yo estoy preparado para sobrevivir con comida para llevar, y en Toronto eso es bastante fácil.

Mi lindo chico de Sidney dijo que iba a tener que conseguir algunas ollas y sartenes... me va a volver loco uno de estos días. aunque para él eso suena como un montón de diversión.

Mientras tanto, nos volvimos locos el uno al otro en nuestra nueva habitación la otra noche. Luego perdimos el conocimiento y dormimos durante nueve horas en nuestra nueva cama gigante.

Ahora es sábado Lix acaba de volver de Like Placid y aún hay mucho que hacer. Esta mañana, después del desayuno al mediodía, lo arrastro alrededor de Toronto en busca de articulos -según él- muy necesarios.

En el momento en que finalmente llegamos a casa, Félix está en un estado de agitación. Estoy bastante seguro de que voy a tener que tranquilizarlo con una mamada.

—Esas son tres horas de mi vida que no voy a recuperar nunca— grita mientras entra. Sus palabras hacen eco, porque nuestro apartamento aún está terriblemente vacío.

La razón para el mal humor de Lix es el hecho de que comprar le llevó tres horas, porque sólo somos una pareja de deportistas que no distinguen una tienda de otra. Entramos en cuatro tiendas antes de encontrar una que no parecía como si la Reina de Inglaterra estuviese planeando una visita. Ahí fue donde elegimos una alfombra y una mesa de café, que compramos.

Pero el lugar no tenía cafeteras, así que tuvimos que seguir de compras. —Un buen café no es negociable— le aseguré mientras se quejaba de la única cosa por la que realmente yo no me había quedado.

Pero después de que elegí una máquina de café expreso, empecé a mirar toallas porque estaba en la lista que Félix había enviado desde Lake Placid sobre "Cosas imprescindible que hace falta comprar" . Ahí fue cuando se enfadó un poco más y me rendí y lo traje a casa.

—OH— se queja, quitándose los zapatos —Mi novio me arrastró a un maldito centro comercial.—
—Tienes razón— afirmo burlonamente. —El viaje fue totalmente en vano. No se para que necesitamos toallas. Podemos simplemente secarnos con aire.—

El malhumorado Félix entra pisoteando en la habitación y lo sigo, porque es una de las dos habitaciones funcionales en nuestra casa.

Dejo la cafetera y observo mientras se quita la camiseta de un tirón y sube a nuestra cama gigante.

—¿Por favor, podrias venir aquí? —gimotea— Es una emergencia.—

—Es algo bueno que seas tan hermoso— murmuro mientras me quito los zapatos —No tenía ni idea de que entrar en esa tienda te convertiría en un Félix llorón— Camino hacia la cama, donde mi pequeño hombre sin camiseta está tumbado, esperándome, su expresión ardiendo con lujuria.

~FÉLIX~ ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora