33♤ - 《En Palacio》

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      Cuando amaneció, Isis se vistió con su mejor vestido, repasó muchas veces en su cabeza lo que diría a manera que no la creyeran loca o bruja. Pero conforme se escuchaba, más creía que estaba quedándose sin razón. Trató de respirar varias veces y relajarse.

Finalmente, José paró el coche. Bajó para anunciarle a Isis que habían llegado a su destino: el Palacio Real. Era un edificio monstruoso y enorme. Seguramente, se perdería si anduviera sola por ahí, tratando de buscar alguna habitación en específico. Avanzaron con José hasta la entrada, donde unos guardias los detuvieron.

— ¿Qué los trae por acá?

— Vengo a visitar a su majestad, el rey. – anunció Isis. – Él mismo me invitó.

— ¿Alguna carta con sello?

— No. – respondió nerviosa.

— ¿Tiene audiencia?

— Sí. – mintió.

— Muéstreme su pase.

— El Rey mismo me dijo que podía escucharme sin un pase.

— Sí, claro. – rio el guardia. – Señorita, por favor, retírese.

— ¿Servirá de algo si le digo que soy la señorita Isis Salazar y Álvarez?

— ¡Mucho gusto! – contestó con sarcasmo el hombre. – Yo soy Francisco Rodríguez, pero no ando diciéndolo como acceso a un Palacio Real.

— Claro que no lo necesita, capullo. Todos aquí le han de conocer. No me tome por tonta. – respiró, tratando de calmarse. – Soy la hija del Capitán Armando Salazar, que en paz descanse. Sirvió a la Marina Real de Cádiz. El Rey sabrá de quién le estoy hablando.

— Mire, señorita Salazar... – comenzó Francisco.

— Espera. – le dijo el otro guardia. – El nombre me suena familiar.

— ¡Pues claro, hombre! Semejantes ignorantes. Murió en altamar hace dos años, el rey fue al homenaje fúnebre. A mi padre le decían el Matador del mar, pero eso ya no tendría que explicárselos.

— Escóltala.

— Pero... – trató de decir Francisco.

— Escóltala. – repitió el otro. – Ella está diciendo la verdad. Muchacho, – dijo, refiriéndose a José. – Te guiarán por allá para que guardes el coche. – señaló hacia la izquierda.

— Acompáñeme. – pidió Francisco a Isis, muy serio. Ella tenía una sonrisa triunfal en su rostro y le agradeció al otro guardia.

Isis entró por segunda vez a Palacio. La primera, había sido para un reconocimiento que le habían hecho a su padre, en vida. Lo condecoraron por sus años de servicio, pero ella era muy pequeña para recordar los detalles de aquel lugar y la ceremonia. Sólo quería regresar en el tiempo y revivir aquellos momentos en familia.

El guardia la dejó esperando afuera de un salón que tenía puertas lujosas con detalles de oro y fondo corinto. Se preguntaba si ahí, detrás de esa puerta, estaría el rey y si él se recordaría de ella. Tal vez la creería loca y se reiría tal como el Almirante Yánez. Le dio mucha ansiedad, hasta que, al fin las puertas se volvieron a abrir de par en par, Isis estaba sorprendida.

— Anunciando. – comenzó Francisco en voz alta. – La señorita Isis Salazar y Álvarez, hija del Capitán Armando Salazar.

— Vale, que eso no era necesario. – murmuró para sí misma.

Isis se quedó paralizada, Francisco le hizo un gesto para que avanzara así que obedeció y se sintió más pequeña que nunca. Entró a un salón largo, casi el doble del Salón de los Capitanes; había una alfombra roja por la que ella estaba caminando que la llevaba hacia unos escalones y al fondo dos tronos. Cuando estuvo dentro, se percató que había al menos una docena de personas, cortesanos, todos tan elegantes con vestidos, pelucas, telas muy finas y bebidas en sus manos. Isis reconoció que había sido una estupidez ir. 

La venganza de la diosa - PDC | Jack SparrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora