50♧ -《La propuesta de Beckett》

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Casi al atardecer, Isis fue despertando de lo ocurrido. Vio hacia todos lados, aún estaba todo borroso para sus ojos. Parpadeaba y se los restregaba para encontrar respuestas, y lo único que sabía, es que estaba en una cama, las sábanas eran un poco rasposas. Finalmente, logró identificar el lugar, era un camarote. Recordó lo último que vio, era Jack, a punto de ser ahorcado y Fernando tomándola por la fuerza.

- No... no... ¡No! ¡Fernando! – se levantó gritando con apuro. Corrió hacia la puerta, pero estaba asegurada. Las ventanas, como segunda opción de escape, también se vieron frustradas, pues estaban reforzadas. – ¡Auxilio! ¡Fernando, ábreme la maldita puerta! – golpeó fuertemente la puerta. Otra vez, en un escenario similar. – ¿Alguien me escucha? – nadie respondía. – ¿Qué sucede? – intentó nuevamente, pateando la puerta. De pronto, escuchó unas llaves que giraban en la cerradura. Y por la puerta, apareció su anfitrión.

- Señorita Salazar, me alegra saber que ya despertó. – la saludó y cerró la puerta tras él, asegurándola de nuevo. Lord Cutler Beckett sonreía complacido con sus manos hacia atrás.

- Usted me secuestró y Fernando fue su cómplice. – respondió Isis, amenazante.

- ¿Secuestrarla? ¿Por qué o de quién? Disculpe si no soy el rostro que quería ver. – dijo con una seriedad enigmática. – De todas maneras, usted se iría con el Capitán de Torres, ¿no es así? Yo diría que fue "salvarla".

- ¿Salvarme? Con ustedes, estoy en más peligro. No sé qué me dieron para desmayarme. ¡Me trajeron a este barco, encerrándome bajo llave! Eso es un secuestro.

- Barco al que usted había acordado venir, desde hace un par de días. No veo cuál es su sorpresa. Cualquiera diría, por su reacción, que tenía planes con los piratas para escapar.

- ¿Y por qué habría yo de querer eso? – respondió tratando de sonar tranquila.

Beckett se quedó en silencio unos segundos, observándola con una sonrisa de complicidad. Se acercó a Isis lo suficiente como para ver cada mínimo detalle de su rostro. Isis se sintió nerviosa, mas no se apartó.

- Tengo que ser honesto con usted, señorita. – tomó un rizo del cabello de la joven y lo enredó en sus dedos. La apreció con sus ojos, como al arte. – Es muy atractiva, valdría mucho tenerla como esposa. En ningún momento creí su jueguito de romance con el Capitán de Torres, a pesar de que él habló maravillas de usted, esa inclinación de su parte hacia Sparrow era mucho más fuerte. – habló más quedito y de manera seductora, acariciando su rostro. Isis sólo lo observó cuidadosamente.  – Intenté deslumbrarla con joyas, vestidos, comida, privilegios ante la corte... quizás la hacía cambiar de opinión y hacerla mi esposa, ya que no la veía convencida con Fernando.

- Pero se equivocó. – contestó Isis, sonriendo cerca de los labios de Beckett – ¿Qué le hizo pensar que me fijaría en alguien como usted? 

- Su linaje, quizás querría volver a la vida que le corresponde.

- No saldría del fuego para caer a las brasas, milord. – coqueteó.

- Señorita Salazar, si sabe lo que le conviene, no debería despreciar mis ofrecimientos. – caminó hacia un lado de Isis, observándola lascivamente. – Usted, claramente, es una mujer de clase y añadido a eso, sabe negociar, su influencia en tierras españolas es fuerte, me haría muy bien tener comunicación directa con el rey. Es una excelente propuesta como esposa. Le ofrezco un trato: usted acepta mi hospitalidad, rechaza la mano del Capitán de Torres y seguirá absuelta de todos los cargos. Agregando también, que me entregue a Sparrow.

- ¿Traicionar a Jack? – rió. – No, señor.

- Es evidente hacia dónde van sus sentimientos. Le importa más traicionar a ese pirata que a Fernando. – suspiró. – Qué decepción. Pensé que sería más inteligente.

- Las expectativas que usted ponga sobre mí no me definen, así como tampoco miden mi inteligencia. Usted puede acusarme de lo que sea, pero yo también levantaré falsos contra usted al llegar a Cádiz.

- ¿Ah, sí? Es su palabra contra la mía. Nadie le creerá.

- Eso ya lo veremos. Si toco suelo español y menciono su nombre junto a la palabra "secuestro", sus tierras en las Indias pueden verse afectadas, mi Lord. Piénselo bien.

- ¡Señor! – llegó diciendo un soldado, llamando a la puerta con urgencia. Beckett vio con duda a Isis y sin despegarle la mirada, fue a la puerta.

- ¿Qué pasa? – contestó con la mandíbula tensa.

- Barco a la vista, señor.

- ¿Y qué tiene? ¿Por qué me vienes a decir eso?

- Barco pirata, mi Lord.

Beckett vio hacia Isis con severidad y ella sonreía ahora, de manera triunfal.

- Si sabe lo que le conviene, mi Lord, no debería desatender esa advertencia. Su barco y parte de la tripulación podrían sufrir graves consecuencias.

- Esto no se quedará así, Salazar – amenazó Beckett y cerró la puerta tras él, asegurándola nuevamente. 

La venganza de la diosa - PDC | Jack SparrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora