No hubo noticias del Sigilosa María en las últimas tres semanas, lo cual era extraño para la Marina, puesto que cada dos semanas venía algún navío con cartas y reportes sobre los hallazgos del Capitán Salazar. Fernando comenzó a pensar lo peor, aunque faltaba una semana para que volvieran a desembarcar en Santa María, si no llegaban en los días que se tenía calculado, entonces se podía hablar de un posible naufragio. Nada era seguro en aquel momento, pero tenía la obligación de informar a la familia del Capitán todo lo que estuviera ocurriendo.
- ¡Fernando, pasa! - le saludó Isis, con una sonrisa. - ¿Sabes? Hoy vino mi vestido, ¿quieres verlo?
- Yo... - dudó, pues sentía que una daga le había pegado en el pecho. - Esperaré a verlo el día de su boda. Seguro es el más hermoso y se verá perfecta con él. - sonrió débilmente.
- ¡Ay, que eres un tierno! ¿Quieres comer algo? Juana hizo unas galletas de mantequilla deliciosas.
- Gracias, señorita Isis. Pero necesito hablar con Doña Inés y con su persona. - dijo el joven, serio y en tono delicado.
- ¿Sucedió algo? - preguntó alarmada, sintiendo un nudo en el estómago.
- Aún no sabemos.
- ¿Cómo así? Espera, ¡mamá! - gritó Isis, sin dejar de ver a Fernando. - ¡Mamá, ven ya!
- Voy. - contestó Doña Inés, saliendo de su habitación. - Dios mío, esta niña nunca encuentra maneras sutiles de comportarse. - dijo para sí misma, mientras bajaba.
- ¡Mamá!
- Voy. Dios Santo, ¿qué sucede? - llegó diciendo la señora de Salazar, agitada. - ¿Por qué tanta urgencia? Hola, Fernando. - saludó alegremente.
- Señora. - respondió con una inclinación.
- Vamos al despacho de mi padre. - sugirió Isis con el ceño fruncido y tragando saliva. Ambos la siguieron y cuando se instalaron, cerró la puerta tras ellos.
- ¿Por qué este secretismo? ¿Qué sucede? - indagó Doña Inés, comenzando a preocuparse.
- Doña Inés, vengo a decirles lo que ocurre, como lo he hecho este tiempo.
- ¿Y? ¿Qué es? - apresuraba la señora.
- No hemos recibido noticias del Sigilosa María, en estas semanas.
- ¿Y eso es malo? - preguntó confundida, pasando su mirada de Isis a Fernando.
- Significa naufragio, mamá. - respondió Isis con un dejo de hartazgo en su voz, tenía una mano en su frente y los labios temblorosos.
- No... no digas eso. - los hombros de la madre de Isis cayeron.
- Aún no podemos confirmarlo, ni negarlo. - siguió Fernando. - Pero es extraño para el patrón que traían. Cada dos semanas recibíamos más de algo. Ahora van tres y no sabemos nada.
- Se supone que vendrán la próxima semana, ¿no? - preguntó Isis, tratando de guardar la calma, pero su voz la delataba.
- Sí, entre miércoles y sábado.
- Bien, pues propongo que esperemos hasta el último día previsto.
- Quizás consideraron que no era necesario enviar reportes ya que venían de regreso. - añadió Doña Inés.
- Dios la oiga, señora.
- ¡Claro que me va a oír! - se puso de pie, molesta. - Y te pido que no vuelvas a venir, hasta que haya buenas noticias, Fernando. - Doña Inés tenía sus ojos inundados en lágrimas y salió a toda prisa del despacho.
- Ignórala. - pidió Isis. - Tú ven, aunque no sea lo que queremos escuchar, ¿vale?
- Sí, señorita Salazar. - contestó haciendo una reverencia y se disponía a salir.
- Fernando.
- ¿Sí?
- ¿No te quedas a cenar?
- No lo creo. Pero le agradezco la invitación.
- Al menos hazme un favor.
- El que quiera.
- Deja de ser tan ridículo y no me trates como si no me conocieras de toda la vida. ¿Recuerdas cuando dije que te dejaría de hablar si lo hacías?
- Sí. - sonrió con ternura.
- Pues lo mismo.
- Pero... tu boda está próxima y...
- Eso no es excusa para desconocerme.
- No lo volveré a hacer.
- Más te vale. - sonrió la joven. - Gracias por la información. Regresa pronto, sea cual sea la noticia, por favor.
En cuanto Fernando se retiró de la oficina, Isis cayó desplomada en el sofá. Pensando en lo peor: perder a su padre y a su prometido. Sus sospechas no podían ser ciertas.
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La venganza de la diosa - PDC | Jack Sparrow
FanfictionCádiz, 1708. La pequeña Isis Salazar ha crecido navegando gracias a que su padre, el conocido Capitán Armando Salazar la lleva consigo a sus pequeñas expediciones. Años después, "El Matador del Mar", no regresa de una misión al Caribe, la intuición...