En una catacumba apartada de toda la fiesta y el bullicio, Shansa hizo entrar a Isis y le indicó que aguardara mientras sacaba un enorme libro. Buscó en sus páginas amarillentas y le señaló a Isis un par de oraciones, para que leyera. Era lo mismo que le había dicho hacía un momento y recordó que el último hombre que decía haber visto a su padre, mencionaba algo sobre la diosa y una venganza.
— El motivo de tu viaje es para encontrar a tu padre, – continuó Shansa, amablemente. – el Capitán Salazar.
— Sí. – contestó Isis, con duda. Cada vez se sorprendía de todo lo que la bruja sabía.
— Tu padre estaba allí, en el Triángulo del diablo, bajo una maldición que no le permitió regresar.
Isis no tenía voz, en ese momento soltó unas lágrimas y no quitaba la vista del libro. Shansa le alcanzó una silla para que se sentara y ella cayó de golpe. Se quitó el sombrero y se sintió desesperada.
— ¿A qué te refieres con que "estaba allí"? ¿Se rompió la maldición?
— Ahora, está navegando nuevamente. – continuó Shansa, yendo hacia un caldero, tomó a su adorada rata y la echó en el líquido hirviendo. – Conquistando los mares como siempre fue su deseo.
— Entonces, ¿está vivo? – preguntó ilusionada, sin poder contener su llanto.
— Lo estará, en el momento que te vea.
— Es un muerto viviente. – murmuró Isis, recordando aquella frase: "los hombres muertos no cuentan cuentos".
— Tengo algo para ti. – dijo, yendo hacia un baúl. Cuando regresó hacia Isis, dejó una brújula frente a ella. Isis abrió mucho sus ojos. Era la brújula de Jack.
— ¿Cómo obtuviste esta brújula? – preguntó asustada, creyendo lo peor.
— Usa esa brújula para encontrar a Barbossa, él sabe que sin ti no puede partir de Tortuga. Sus naves han naufragado gracias a tu padre. – ignoró la pregunta. Isis seguía con miedo, pero la bruja la veía con su gesto amistoso. – Debo advertirte, quizás en el camino descubras cosas que no te gustarán.
— ¿Por qué dices que el mar siempre me ha pertenecido?
— Tu padre siempre te mantuvo ligada al mar, gracias a tu madre. Esa fue la condición.
— Pero mi madre odiaba el mar. – comentó Isis, con el ceño fruncido.
— No. – sonrió con ternura. – Inés no podía acercarse al mar, porque lo tenía prohibido.
— ¿Cómo? Dios, sólo haces que tenga más y más preguntas.
— Ve a ese viaje, lo necesitas. – afirmó. – Una cosa más, donde ha habido muerte, de todas maneras, permanecerá la muerte.
— ¿Qué significa eso? – preguntó con miedo. – ¿Debo morir?
— Sólo pregúntate si valdría la pena morir por esto. – respondió Shansa, misteriosa. Isis la vio con curiosidad, tomó una bocanada de aire, pensar en que probablemente encontraría su muerte entre todo le asustaba, pero valdría la pena saber las respuestas a todo lo que ahora sabía por la bruja.
— De acuerdo. – dijo, por fin. – ¿Mi muerte es la venganza de Calipso? Asumo que se está hablando de ella en la profecía.
— Averígualo por ti misma, Isis. Ve por el Capitán Barbossa, está esperando por ti. – Shansa suspiró y vio una última vez a Isis con cierta ternura. – La brújula... me la trajo un gorrión.
No muy conforme y sin entender a lo que se refería con esa última respuesta, Isis se levantó de la silla y le agradeció. Sin duda, Shansa había sido de mucho alivio, pero al mismo tiempo sembró en ella más preguntas. No obstante, se sentía optimista en su búsqueda, como si hubiese retomado energías a pesar de todo. Esto no había terminado.
Quería contárselo a su madre, a Fernando, a José, a Cristóbal, al rey mismo que su padre estaba vivo, que había confirmado su sospecha, tras tanta incertidumbre e insultos, diciéndole que estaba loca. Sin embargo, si su padre moría, no tendría pruebas de su encuentro. Al regresar a Cádiz, caería sobre ella la misma fama. Quizás, eso sólo debía quedar entre piratas.
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La venganza de la diosa - PDC | Jack Sparrow
FanfictionCádiz, 1708. La pequeña Isis Salazar ha crecido navegando gracias a que su padre, el conocido Capitán Armando Salazar la lleva consigo a sus pequeñas expediciones. Años después, "El Matador del Mar", no regresa de una misión al Caribe, la intuición...