- Isis, he notado que no estás contenta conmigo, ¿qué sucede? - preguntó Santos, mientras caminaban en el jardín de los Salazar. - Han pasado algunas semanas del compromiso y tú no pareces interesarte en lo mínimo.
- ¿Tú, qué crees que sea? - respondió sonriendo con enfado.
- Yo hice esto porque... siento algo por ti.
- ¿Y te detuviste un momento a preguntarte, si yo sentía lo mismo por ti? Eras mi amigo... ¡Lo has arruinado todo, Santos! - Isis levantó la voz. - Nuestra amistad era hermosa. Me la pasaba muy bien contigo, y tú...
- Por eso mismo, pensé que...
- ¡No, Santos! ¿Por qué no me comentaste sobre esto antes? Nos habríamos evitado tantas cosas. - Isis comenzó a llorar.
- No, no llores por favor. - Santos intentó limpiar las lágrimas de la joven.
- ¡No me toques! - se alejó. - ¿Por qué en mi fiesta de cumpleaños, eh? ¿Querías robarte toda la atención, al final?
- Pensé que sería un buen obsequio de mi parte.
- Todos los hombres creen que el mundo de nosotras gira en torno a ustedes y lo que piensan que nos hará felices. Son egoístas.
- Es que... era el momento indicado. Tu padre tocaba el tema del matrimonio, y yo había comprado el anillo hacía meses. - Tomó la mano de la joven y frunció el ceño al verla vacía. - ¿Y tu anillo? ¿Por qué no lo cargas?
- Lo perdí. - Isis arrebató la mano y le dio la espalda.
- ¿Lo perdiste? - repitió escandalizado Santos. - ¿Cómo?
- El pirata... esa noche.
- ¿Por qué no habías dicho nada? Ese anillo era muy costoso, lo compré de mis ahorros, yo...
- ¿Ves? - se volteó hacia él, aún llena de enojo. - ¿Ves cómo quieres que todo se trate sobre ti? Y si no te lo había dicho, fue porque me sentía liberada. Quizás otras mujeres se quedarían calladas con esto, pero yo no. No sabes cuánto te odio, Santos. Odio que utilizaras un momento que era sólo mío, para convertirlo en tuyo. Odio que dieras por hecho mis sentimientos hacia ti, cuando nunca insinué nada. Odio que mi padre te haya apoyado. Odio que arruinaras nuestra amistad. ¡Te odio! - gritó, por último, empujando a Santos hacia un lado y salió corriendo hacia la casa, dejándolo sin poder defenderse.
- ¿Isis? - preguntó su madre, yendo tras ella cuando la vio correr envuelta en llanto, hacia su habitación. Pero no le hizo caso, pues cerró tras ella con seguro. - ¡Isis, abre ahora! ¿Qué pasó con Santos? ¿Está todo bien?
Doña Inés fue en busca del muchacho, para ver qué había ocurrido y éste se encontraba sentado en una de las bancas con sus codos apoyados sobre sus piernas y sus manos entrelazadas tras la nuca. pensando en todo lo que Isis le había reclamado. En su criterio, él no había cometido ningún error, pero para Isis era todo lo contrario. No quería que su matrimonio con ella fuera una pesadilla.
- ¿Santos? - llegó apurada Doña Inés. - ¿Qué sucedió? Isis iba llorando.
- Creo que hice todo mal, señora.
- ¡Qué cosas dices, Dios mío! ¿Acaso has deshonrado a esta familia? - se alteró.
- No, no Doña Inés. No es lo que piensa. - se apresuró a decir y la señora soltó la tensión de sus hombros. - Es que di por sentado muchas cosas. Me equivoqué con Isis.
- ¿De qué hablas? ¿Quieres acabar con el matrimonio? Pero si todo Cádiz lo sabe. - dijo, entre dientes y sonriendo con falsedad.
- Isis me detesta, señora. ¿Cómo voy a casarme con alguien que no puede verme ni en pintura?
- Bueno, la mayoría de los matrimonios son a convenir... Isis ya se acostumbrará a ti.
- ¿Incluso el suyo, Doña Inés?
- Bueno... no. - contestó, cabizbaja y sonrojada. - Entre Armando y yo, siempre hubo un sentimiento muy hermoso. He sido muy feliz a su lado. - suspiró.
- Entonces, ¿por qué lo hace con Isis? ¿Por qué debo yo obligarla a casarse conmigo?
- Mira, inténtalo una vez más. Cuando ya estén más tranquilos, habla con ella. Isis a veces es algo testaruda.
- Está bien. - exhaló decepcionado. - Vendré en unos días.
- Regresa cuando quieras, ¿vale?
Santos vio por última vez hacia la casa, como buscando a Isis en alguna de las ventanas, pero no alcanzó a ver nada. Se despidió de Doña Inés y salió, sintiéndose la peor alimaña de todo Cádiz. la madre de Isis le dio a entender que no podía echarse para atrás con el compromiso, entonces sólo quedaba tratar de solucionar las cosas con su amada.
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La venganza de la diosa - PDC | Jack Sparrow
FanficCádiz, 1708. La pequeña Isis Salazar ha crecido navegando gracias a que su padre, el conocido Capitán Armando Salazar la lleva consigo a sus pequeñas expediciones. Años después, "El Matador del Mar", no regresa de una misión al Caribe, la intuición...