Fernando la encerró en una celda del barco inglés que los llevaría a Port Royal. Isis veía con tristeza el candado que su prometido ponía en la puerta, mientras los guardias lanzaban a Jack al fondo de la celda de al lado.
- No será para siempre. – dijo Fernando, terminando de asegurar la puerta de Isis. – Estarás bien.
- Gracias.
- Dejaré a un guardia rondando, para evitar problemas. – continuó viendo a Jack.
- Ah, gracias. – respondió despreocupado el pirata. – Así evitarás que ella intente matarme.
- Descuida. – aceptó Isis, negando con su cabeza. – Él es todo, menos una amenaza.
- Si necesitas ayuda, grita. Vendré cada cierto tiempo.
- Gracias, cielito. – contestó el Capitán del Perla Negra.
- ¡Oye, basta! – amenazó Fernando.
- Fernando, calma. No vale la pena.
- Estaré en cubierta. – anunció molesto el Capitán, viendo a Jack. Besó las manos de su prometida y subió por la escotilla.
Isis suspiró con la frente pegada a la reja. Le esperaban al menos, dos días en esa celda al lado de su pesadilla que, por cierto, no se callaba cuando ella más quería silencio para estar hundida en sus pensamientos.
- ¿Podemos entretenernos con algo? – dijo Jack acercándose a la celda de Isis.
- No.
- Anda, yo te pregunto algo y tú respondes "verdad" o "mentira".
- No. – respondió de nuevo.
- ¡Anda! Por ejemplo, yo te pregunto, ¿soy el mejor Capitán de la historia? Y tú dices "verdad".
- Yo no diría eso, más bien soltaría un "mentira".
- ¿Por qué? – protestó.
- Porque eres un mentiroso, traicionero y porque estás preso. Un buen pirata no deja que lo arresten.
- Bueno, sólo oculté la verdad. Lo demás, pues... sí, soy todo eso.
- ¿Y eso no es mentir?
- Jamás dijiste a qué querías ir exactamente al Triángulo del Diablo.
- ¡Pensé que estaba implícito! – reclamó Isis, jugando a como Jack respondía, él la vio con su ceño fruncido. – Sabías quién era yo, quién era mi padre. ¡Sabías qué era lo que buscaba!
- Saldé mi deuda. Te devolví un poco de lo que robé. – se excusó. – Dame un poco de crédito, soy un pirata honesto.
- Como si eso fuese suficiente. – bufó la joven, rodando sus ojos.
- Si de algo sirve, me sentía mal de saber que tu vida se había ido al infierno por mi culpa.
- Jack, dime algo. – volteó hacia él, yendo directamente con cautela.
- Ah, ya entraste al juego – contestó alegre.
- Lo que pasó en el Perla...
- Verdad. Todo lo que te dije, lo que pasó... fue verdad.
- ¿Sabías de la profecía que habla sobre mí?
- Mentira. No sabía de tal profecía. – contestó con su barbilla en alto.
- Mientes. Media Isla de Tortuga la sabe, ¿cómo es que tú no?
- Verás, cada que llego a Tortuga, sólo encuentro problemas... y un par de bofetadas. – dijo, arrugando su rostro. – Merecidas, por supuesto, pero no me detengo a escuchar chismes.
- "Pasada la muerte del Capitán más temido en las aguas, vendrá la diosa en venganza con el gorrión atrapado en el pecho".
- Habría jurado que se trataba de Davy Jones y Calipso.
- Se refiere a mi padre, a ti... y a mí.
- Te lo dije, el destino. – se encogió de hombros, sonriendo triunfal.
- He pasado por tanto, Jack. – continuó cansada. – Vi a mi padre, rompí la maldición, lo abracé, juró que se vengaría de ti, hasta que... esas malditas sirenas. Y te juro, de verdad, ¡si no fuera por esto...! – puso sus manos violentamente, en los barrotes que daban a la celda de Jack. – ¡Ya te habría matado!
- ¿No te escuchaste? Me traes atrapado aquí. – señaló el pecho de Isis. – Por más que quisieras vengarte, no podrás.
- Es la maldición que cae sobre mí.
- Sentir amor por mí, ¿lo consideras una maldición?
- ¿Amor? Nadie mencionó amor. – dijo Isis, arrugando su ceño y alejándose.
- Repítelo, hasta que te lo creas. – sonrió seductor el Capitán Jack Sparrow.
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La venganza de la diosa - PDC | Jack Sparrow
FanfictionCádiz, 1708. La pequeña Isis Salazar ha crecido navegando gracias a que su padre, el conocido Capitán Armando Salazar la lleva consigo a sus pequeñas expediciones. Años después, "El Matador del Mar", no regresa de una misión al Caribe, la intuición...