04♧ - 《Kraken》

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— ¡Capitán! – anunció el oficial de la canasta. – ¡Barco a la vista!

Fernando e Isis se asomaron a proa para ver por el catalejo. Lo que veía el Capitán era tan extraño, que no sabía si estaba imaginándolo o era verdad.

— ¿Qué ves? – preguntó Isis, nerviosa.

— No estoy seguro. – contestó, aún perturbado con su ceño fruncido.

— ¿Piratas?

— Ven. – le dijo a Isis. – ¡Llamen al prisionero!

Ambos, fueron a la mesa ubicada en popa, cerca del timón. En ella tenían extendido el mapa, los oficiales para mientras fueron a traer al prisionero.

— Estamos cerca de San Juan, según mis cálculos. Por ende, de Tortuga. – balbuceaba Fernando. – Podrían ser piratas, pero...

— ¡Préstame esto, carajo! – Isis le arrebató el catalejo y observó.

"Un barco corroído por el salado mar, lleno de algas, con las velas en tiras, siempre luce húmedo. Su tripulación está maldita, se dice que lucen como monstruos marinos. El capitán es el encargado de llevar las almas de aquellos que mueren en altamar hacia el fin del mundo y él sólo podrá tocar tierra una vez cada diez años".

Estas palabras, eran las que Isis había escrito en sus apuntes cuando documentó sobre Davy Jones. Se quedó helada.

— ¿Qué sucede? – le preguntó Fernando, levantando el catalejo que había resbalado de las manos de Isis.

— Debemos huir.... ¡Fernando, huye! ¡Aléjate! ¡A toda velocidad! – salió corriendo.

— ¿Por qué? ¡Tranquilízate! – trataba de seguirla.

— ¡Es el Holandés Errante! – gritó Isis, desde la escalera, y varios de los oficiales se quedaron paralizados al escucharla.

— ¿El qué?

— ¿Y ahora para qué soy bueno? – llegó preguntando con hartazgo el pirata.

— Confirma lo que Isis ha visto. – pidió Fernando, ofreciéndole el catalejo. El hombre buscó en el horizonte.

— ¡Les dije que ella era de mal augurio! – dijo, señalando a Isis, que ya se encontraba en cubierta, soltando unos cabos. – ¡Estamos condenados! ¡Condenados! – sacudió a Fernando y los dos guardias que lo traían lo retuvieron. – ¡Moriremos! ¡Es tu culpa, princesa!

— ¿Qué... es?

— ¡Davy Jones! – gritó el pirata, entrando en pánico.

— ¡Suelten velas! – ordenó Isis, mientras Fernando aún no comprendía el peligro. – ¡Todo a babor! ¡Vamos, vamos, vamos!

Todos los oficiales comenzaron a correr de un lado a otro, acatando las órdenes de la primera oficial, mientras el pirata lloriqueaba, entre las manos de los guardias.

— ¡Nunca podremos huir de Davy Jones! ¡Moriremos!

— ¡Encierren al maldito pirata! ¡No quiero escucharlo más! – mandó Isis.

Junto a otros oficiales, Isis tiraba de los cabos, el caos imperaba en el barco. Y de pronto, un golpe fuerte sacudió la nave, e hizo que quienes no tenían de dónde sujetarse, cayeran o se golpearan contra el barco.

La venganza de la diosa - PDC | Jack SparrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora