46♧ -《Alertas》

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Casi a medianoche, Isis se quitaba el molesto vestido por fin. Se quedó en camisón, recostada en su cama viendo el adornado techo con detalles dorados, cuando alguien llamaba muy suavemente a su puerta. Pensó que podía ser una mucama. Se puso la bata y abrió la puerta, en una ranura vio quién era. Entró rápidamente al que llamaba.

- Primera hora. – fue lo primer que dijo Isis.

- Me preguntaba a qué hora terminaría de hablar con su amigo, señorita Isis.

- Me invadió el sentimentalismo. – sonrió con culpa.

- Me di cuenta. – contestó con sus ojos muy abiertos y una sonrisa ladeada.

- Beckett sospecha de una posible huida. Deben estar preparados, reforzará la seguridad. Fernando también sospecha algo, duda de mí, obviamente.

- Cualquiera sospecharía de usted, si sus ojos brillan como una medusa iridiscente cuando se trata de Jack.

- ¿Iridi...? ¿Qué?

- Olvídelo, señorita Salazar. – sonrió con ternura Gibbs. – La veré mañana, a primera hora.

- Feliz noche, Gibbs. Gracias por todo.

El contramaestre salió de la habitación, cautelosamente. Se dirigió hacia la prisión de la Marina Real. Su experiencia de joven le ayudaba, pues conocía ese lugar como la palma de su mano. Se escabulló hasta llegar a la celda de Jack.

- ¡Pst! ¡Jack! – le llamó. El Capitán se encontraba tirado en el suelo, boca arriba, dormido.

- No, no... la botella de ron, no. – balbuceaba Jack.

- ¡Jack! – le lanzó una piedra.

- ¡Oye! – se despertó, viendo hacia donde le había caído la piedra.

- ¡Sh! – se adelantó Gibbs, antes de que todos los demás prisioneros se despertaran.

- Te pareces a Gibbs. – respondió el Capitán, viéndolo con desconfianza. – Pero Gibbs es más feo y gordo, y... ¡Ay, eres Gibbs! – se alegró, acercándose a la puerta.

- ¡Válgame el cielo, Jack! ¿Podrías ser más sigiloso?

- ¿Vienes a sacarme? – preguntó en silencio, pero aun haciendo mucho ruido.

- No. Pero la señorita Salazar me dijo que te ahorcarán a primera hora.

- ¿Tan temprano? ¿Por qué no me dejan para la segunda o la tercera? ¡Tengo que descansar!

- Escucha: Beckett doblará la seguridad para que no escapes. 

- ¡Qué considerado!

- Entonces, crearemos distracción.

- Bien, ¿qué debo hacer?

- Solo corre, ¿de acuerdo?

- ¿Dices que Isis te dijo la hora, en cuanto la supo? – sonrió de manera estúpida.

- Beckett la invitó a cenar esta noche.

- Ah, ¿con que jugando bajo? Ese maldito.

- ¡No importa ahora, Jack! – dijo, apresurado y nervioso puesto que escuchó pasos de otros guardias. – Debo irme. Mantente alerta mañana, ¿de acuerdo?

- Alerta, sí. – repitió con su rostro pegado a los barrotes, viendo de un lado para otro. Gibbs rodó los ojos y dio media vuelta para salir. – Claro que estaré alerta, no quiero morir ahorcado frente a mil personas que desean verme muerto. 

La venganza de la diosa - PDC | Jack SparrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora