SOLO MIA ©

Capitulo cuadragésimo segundo

Dave llevaba a Mia en sus brazos, cargándola como una princesa durmiente, su corazón se estremecía cuando la escuchaba respirar, esperanzado que por fin despertaste. Era un silbido suave, demasiado para su gusto. Caminaron media hora más cuando el pasadizo se ensanchaba y escucharon las gotas de agua chocar contra el suelo. Una pequeña vertiente de agua descendía por la pared, producto de la erosión, en el suelo se formaba una posa para luego correr por el suelo inclinado hasta desaparecer por una gruta de la pared.

Nunca un agua les había saciado tanto la sed y había sido tan deliciosa para el cuerpo, como aquel pequeño y casi imperceptible poza.

~Debemos seguir por este túnel~ Aconsejo Said tomando la delantera en el camino que se dividía en dos túneles. El túnel izquierdo era el único en donde se podía percibir una pequeña corriente de aire.

Para alivio de todos aquella ruta los llevó a una enorme cueva submarina, en medio se veía un lago de agua dulce y cristalina que reflejaba la pequeña luminiscencia típica de las bacterias que habitaban en las estalactitas. Un pequeño paraíso para refrescarse, y recargar energías. Un alivio donde podían ver sus rostros con facilidad y ayudar a quien estuviese herido.

Aquel tiempo de descanso les permitió volver a reunirse, reagrupar sus esfuerzos y tener unos minutos para decidir cómo continuar.

~La mujer que los acompañaba provocó una explosión en los pilares del segundo piso, eso produjo que la gran parte de las puertas quedarán selladas por los escombros, luego dijo que debíamos avanzar porque debía cerrar la entrada~ Declaró el Sheyj Sharaf con el rostro apesadumbrado.

Dave entendía el malestar de su amigo, su esposa había sido parte de los traidores que querían derrocar el poder imperial, una espia enemiga...pero al fin de cuentas, su esposa.

~Antes de marcharnos, escuchamos múltiples disparos, probablemente habían llegado refuerzos... Solo que no tenemos la seguridad si eran amigos o enemigos~ El más joven de los Sheyj estaba sentado junto a Dave, mirando como la mujer de su amigo parecía pequeñita e insignificante entre los brazos de su amante.

~¿Puedo acercarme?~ Preguntó el Sheyj Tahsin.

~No quiere despertar~ Susurro Dave con un nudo en la garganta. Said había revisado sus signos vitales, pero Tahsin podría ver algo más. A pesar de su naturaleza fría y carácter racional, poseía un Don espiritual que lo obligaba a interactuar con los demás.

~Está agotada...su espíritu está lejos...No se ha separado de su cuerpo, ¿ves como su marca está menguando?~

El escorpión en su muñeca parecía tan solo ser una pequeña erosión de piel, en vez de la marca distintiva de Uzza.

~¿Qué debería hacer?~Sus ojos parecían hundidos en la amargura, como si fuese él quien estuviese a punto de desfallecer. Su corazón dolía y se marchitaba por cada latido aletargado de Mia.

~Como dije, solo está agotada...llévala al santuario de Uzza o a un lugar ancestral lleno del poder espiritual, las altas sacerdotisas hacen rituales en los oasis en busca de poder espiritual, y si tenemos estas aguas, es porque debe existir cerca un lugar que la ayude...No es tu culpa~ Se adelantó al sentir la pena que acompañaba la mirada triste de Dave

~Gracias~ Aunque sus palabras aliviaban a Dave no podía dejar de estar preocupado. El temor y miedo de aquella vez que la habían envenenado volvía a su mente como olas tortuosas. Recordando cada instante de peligro desde el momento que él llegó a su vida, si tan solo no la hubiese conocido nada de esto le hubiese ocurrido, es más, estaba seguro que podría haber encontrado a alguien mejor que {él, después de todo tenía un hermano que se encargaría de eso...si tan solo fuese un buen hombre la hubiese dejado desde el minuto en que vio su cabello, si fuese una buena persona, cuando miro su rostro etéreo, debió ignorarla, apartarla de su vida, no buscar cada noticia de ella...pero no era un buen hombre, la necesitaba a su lado, y su avaricia le estaba costando demasiado caro, estaba pagando por su pecado, por querer poseer aquella alma libre. Tan solo pedía que Mia no tuviese que pagar por su egoísta amor, daria la vida por ella si eso fuese necesario para poder mirar una vez más aquellos ojos sinceros.