Capitulo trigésimo quinto

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Dave se encontraba en una cafetería cercana a la galería, sin embargo no estaba rodeado del publico que disfrutaba de sus bebidas, sino que sobre ellos, caminaba en la azotea del establecimiento como si fuese lo mas trivial estar mirando por binoculares hacia la galería.

Por lo que Dave tenia una visión muy amplia y reconoció a su hermano de lejos, percatándose de que tenia mas guardaespaldas de lo común. Acompañándolo y camuflados a su alrededor, inclusive un par de periodistas, el problema subyacente era que si pudo reconocer a su gente con tal facilidad, otros también podrían.

-¿Sabes algo al respecto?-

-No, me indicaron que podríamos entrar una ves empezara la subasta, de esa forma podríamos pasar desapercibidos y los guardias se posicionarían. Tal vez se tomaron medidas preventivas al ser un edificio abierto y difícil de cubrir en su totalidad- Replico Said memorizando la cara de todos los rostros que ingresaban a la galería.

-Sameh peca de ser paranoico pero siempre ha tenido un cerebro ingenioso y...-Dave frunció el ceño y miro atentamente por los binoculares. -¡Maldito! ¿Por qué es el acompañante de Mia?-

Dave observo como su hermano tomado del brazo por Mia avanzaban hacia Dimitri.

Por sus venas recorrieron muchos sentimientos, sin embargo cuando comprendió lo que hacia Mia, su corazón se lleno de un sentimiento cálido y poderoso que lo hizo temblar de pies a cabeza. Sonrió embobado y lleno de felicidad.

Mia llevaba el vestido que le envió. El vestido de novia con sus colores de el. Ella lo había perdonado, o por lo menos le quería lo suficiente para declarar sus intenciones.

El alivio le doblo las rodillas y cerro los ojos intentando contener las lagrimas. Mia no solo había aceptado su regalo, sino que le estaba contando a todo el mundo que ella ahora era su familia al vestir sus colores. Era tan increíble, ¿podría amarla mas?...claro que si.

Ella lo aceptaba. Entonces no le volvería a fallar. Nunca mas. 


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-Estimados, por favor ingresen a la sala principal para dar comienzo a la subasta- Se escucho dentro de toda la galería.

Mia estaba nerviosa, le sudaban las manos y no había podido probar bocado del cóctel. Sameh había desaparecido, lo mas seguro tras la modelo rubia. La mujer era muy hermosa, sin embargo algo en sus ojos le indico que prefería comer clavos que hablarle a Sam.

-Mia, tengo que encargarme del evento, tu ten fe de que todo saldrá bien- La animo Becca quien se fue dando prácticamente brincos.

-Así que tu y Becca...interesante- Dijo Mia a un confundido Naim

~¿Donde esta Alana?~

-Ella...mira allí detrás, esta viendo una obra- Apunto Mia e intentando hacer señas a su amiga, Alana no se dio por aludida.

~Voy por ella, no te muevas~

Mia sonrió, Alana sabia desenvolverse mucho mejor que el en su ciudad, Naim  no quería contestar a sus preguntas, pero no se escaparía por mucho tiempo. Necesita hablar con el respecto a esa forma suya de dar todo por sentado.

Mia vio con emoción a la gente caminando hacia la sala de subastas, esperaba que no terminara pronto porque aun no llegaba Dave y quería que el la viese en aquel momento. Necesitaba que la viese y que su mensaje hubiese llegado a tiempo. Esta vez lucharía por lo que quería sin dejar que los demás decidieran por ella.

-No te muevas- Le ordeno alguien detrás presionando algo duro en su espalda. Mia ni siquiera pestañeo.

-Tu amiga nos esta esperando- La mujer le acerco un teléfono celular donde se veía a la que había sido su representante atada a una silla y amordazada. Mordió sus labios para no gritar del horror. 

SOLO MIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora