Capitulo doceavo

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Grito y aporreo la puerta de la habitación donde la habían encerrado más de dos horas consecutivas, se sentía humillada, tratada como propiedad y privada de libertad. Se sentía herida y no le agradaba volver a sentirse así, trabajo arduamente para nunca volver a sentirse así, sin embargo con una facilidad alarmante él irrumpió en su mundo, exigiendo y dañandola solo por un maldito capricho.

Porque aquellos momentos en la limusina no la engañaban, era todo lo que significaba para él, todo lo que podría significar para él. Fue una presa fácil y no tenía idea de porque le dolía, pero no le daría la satisfacción de dejarle ver el control que estaba ejerciendo sobre ella. Nunca.

Miro la puerta con una cólera renovada, la había arrinconado,  le demostraría lo astuta y fuerte que podía llegar a ser si la arrinconaban. Mientras tanto se desquitaría y pensaría en un plan para darle dónde más le dolía, el orgullo.

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Miro nuevamente el reloj, ya había perdido la cuenta de cuantas veces había comprobado la hora. Se convenció de que tres horas era más que suficiente para que aquella bruja se ablandara, después de todo, su enojo era sólo una fachada para parecer más interesante, aún así no podía ocultar sus verdaderos sentimientos cuando la tocaba, eran tan transparentes como su delicada piel.

Convencido de que la encontraría durmiendo, planeo seducirla lentamente, la acariciaría despacio hasta despertarla del sueño, asegurándose de aumentar poco a poco su excitación hasta hacerla ronronear, si, la quería sumisa y ronroneando debajo de él.

Los guardias apostados frente a la puerta dónde se encontraba descansando Mia se miraron con nerviosismo antes de abrir para que el Ast Dave pasará.

-¿Qué...?- La pregunta quedó suspendida en el aire cuando vio en el rincón más alejado a Mia sentada tranquilamente leyendo la única revista que permanecía intacta.

Cuando Mia le miro, le  sorprendió la carencia de sentimientos que su rostro reflejaba, su postura era rígida, pero su semblante estaba dotado de una dignidad que la engrandecía, no reconocía a esa mujer que le miraba con una frialdad cortante, no veía en ella algún vestigio de la pasión que la había consumido horas antes, no había nada más que el desastre que había hecho en la habitación como una evidencia de la mujer apasionada que sostuvo entre sus brazos.

Lo había destruido todo, cada mueble, cada accesorio, cada cosa dentro de aquella habitación estaba hecha pedazos, como si un tornado hubiese pasado por allí masacrando todo a su paso, y en medio de aquella tormenta se encontraba Mia, parándose con un porte regio y caminando lentamente hacia el.

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Pudo ver con complacencia el cambio de humor del Ast Dave. Entro con su pompa y una sonrisa en su rostro, la cual se borro tan rápido que no estaba segura de haberla visto. Sus ojos ensombrecidos observaron con detenimiento cada rincón de aquella habitación y se detuvieron en ella más furioso de lo que se había imaginado podría reaccionar.

Eso no la detuvo, conociendole su enojo era en gran parte al ver sus planes de seducción desechos, ¿como podría seducirla si no tenía una cama en la cual reposar?. Se alegro inmensamente al ver su impresión cuando comenzó a acercarse a él, pero no dejó que ningún sentimiento enturbiara su mirada.

-Ast Dave- Se dirigió a él con una leve inclinación, intentando ser lo más educada posible.
-Como me encuentro en tierra de Fuaad exijo ante usted que me guíe ante mi protector,  como la ley exige, no puede atribuirse ningún poder sobre mi si llevó la marca de un patriarca-

-Mientes- La cólera que sus palabras denotan le brindaron más valor y júbilo del que hubiera esperado

-Mande a llamarle y gane su desprecio por haberme ultrajado por su trato hacia mi persona- Habló Mia con una seguridad desbordante y un dramatismo impropio de ella.
-Llame al Sheyj Kabir,que le ha servido por generaciones y exponga sus planes ante él. ¿Puede acaso procurar tal ofensa ante un patriarca? ¿Sería capaz de dejar el honor de su hombre quebrado, de traicionar el cariño y confianza que le profesa?-

SOLO MIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora