Mia escucho los golpes, pero siguió ignorando los latidos de su corazón. A los minutos se dio cuenta que no era su palpitar agitado, sino que era su puerta la que era golpeada una y otra vez, y que el timbre era apretado continuamente.
-Quien quiera que sea, lo lamentara- Se paró furiosa lavándose las manos y quitándose el delantal que siempre usaba.
¡¿Cómo la interrumpían?! Miro la pared en donde un enorme reloj le indicaba que eran casi las dos de la tarde y se dijo que tal vez era ella la que estaba loca.
Se puso un enorme paño que embozaba su cabello, el cual usaba cuando recibía a la gente que tocaba a su puerta.
Bajo las escaleras rápidamente porque los golpes no cesaban.
-¡Ya voy!- Grito mientras se acercaba a la puerta y la abría de golpe. -¿Qué?...-
-¿Por qué no abres inmediatamente?- Le exigió la persona parada frente a su puerta.
-¿Qué? ¿Qué haces aquí?- Dijo Mia anonadada al ver a Dave vestido con ropas informales. Era un hombre terriblemente sexy y enojado.
Su corazón estaba desbocado, podía sentirlo palpitar hasta en sus orejas, solo deseaba que Dave no se diera cuenta de su extraña reacción y que confundiese la vergüenza que sentía, con ira.
-Estaba a punto de derribar la puerta ¿Por qué no viniste a recibirme?-
-Yo...- ¿Porque estaba tan molesto? Se preguntaba. -Yo estaba...-
Mia callo al darse cuenta de que no le debía nada a aquel hombre. Mucho menos una explicación ¿Quién se creía que era?
"Un rey" le dijo esa vocecita burlona dentro de su cabeza.
-Arréglate. Nos vamos en 15 minutos- Exigió pasando al lado de ella y entrando a su casa sin invitación.
Mia se quedo unos segundos parada en la puerta, tenia que recomponerse, el extraño sentimiento de angustia y jubilo que la asaltaba se debía a que había estado trabajando en el retrato de Dave hasta hace unos minutos y eso la ponía sensible.
Con la cabeza mucho mas fría se dio vuelta dispuesta a pelear.
-Un momento...Sal de mi casa- Mia observaba a aquel hombre sin poder creerlo. Llegando como si nada a su casa, invadiendo su espacio personal y para colmo la mandoneaba a su gusto.
Ella no invitaba a nadie a su casa, ni siquiera a su madre, ni siquiera a Cat o a Dimitri, era su santuario privado, no quería ver como un intruso lo invadía, sobretodo si ese intruso media un metro noventa, era endiabladamente guapo y la ponía nerviosa.
-Estoy bastante molesto, es mejor que te apresures- Le amenazo Dave sentándose en el sillón abriendo sus piernas y poniendo sus manos sobre sus rodillas como si estuviera sentado en alguna clase de trono.
Mia tuvo que morderse el labio para no sonreír ante aquella perspectiva.
-¡Largo! Me importa un bledo que seas un rey de un país al otro extremo del mundo. Estas en mi país, en mi casa y aquí mando yo. ¡Que te largues!- Termino de gritarle al ver que el solo la miraba de pies a cabeza, parecía molesto con el ceño fruncido y los labios apretados, pero no se dejaría intimidar en su propia casa.
-Saldremos a cenar, charlaremos y así nos conoceremos más- Asevero el moreno con la mirada fija en sus ojos rojizos que ardían como dos llamas.
Dave sonrió complacido al verla sonrojada, a pesar de que no estaba vestida con ropas decentes se veía hermosa con un pañuelo cubriendo y moldeando su rostro. Ninguna de sus amantes había utilizado alguna vestimenta típica de su país, pero estaba seguro que a Mia le quedarían bellísimas.
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SOLO MIA ©
Romance¿Cómo poder amar a un hombre egoísta y opresivo? se pregunta ella. ¿Cómo poder amar a una mujer liberal y subversiva? Se pregunta el. Tal vez este amor solo pueda mantenerse con una ayuda sobrehumana... Tal vez tendrán que confiar uno en el otro sin...