Capitulo trigésimo primero

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Aanira vertió dos brebajes que había preparado en la boca de Mia y le puso unas sales muy fuertes en su nariz. Por un momento Mia abrió los ojos, pareció respirar mejor pero comenzó a sudar frio y a temblar ligeramente.

Dave estaba al lado de Mia. Dimitri le había cedido su puesto al ver la desesperación en sus ojos. Nadie decía nada mientras Aanira se concentraba, solo Naim interrumpió el silencio y se dirigió hacia su amiga con un objeto en sus manos.

~Quien lo tenía se suicidó...Aanira esto no tiene cura~ Dijo con voz sombría.

~¿Qué quieres decir?~ Pregunto Dave con el semblante duro por la conmoción.

~Le han dado un veneno que no tiene cura~ Se limitó a responder. Aún no habían hablado en privado y aún tenían cosas que resolver por lo que no sentía ningún remordimiento al ver la fragilidad reflejada en su rostro cuando miraba a Mia.
 
-¿Tipo...de Sangre?- Pregunto Aanira a Dimitri quien entendió enseguida.

-AB RH+...-

Aanira sonrió con esperanza. Había una solución. O por lo menos una oportunidad.

-Doctor...transfusión- Dijo y el obedeció enseguida. Mientras el doctor preparaba todo para una transfusión Aanira preparo una mezcla con el veneno que Naim le dio. Seria arriesgado pero ni modo, era la única alternativa. Aunque le aterraba lo que estaba haciendo, sus manos nunca dejaron de trabajar prolijamente.

El Sheyj Tahsin había estado observando a aquella mujer maravillado, aunque en su rostro serio y frio no había expresión alguna, por eso fue el único que se dio cuenta de lo que estaba haciendo y antes de poder impedirlo ella se había tomado el veneno que estaba preparando.

~¿Qué es lo que has hecho?~ Le pregunto cuando Aanira comenzó a retorcerse de dolor en sus brazos.

Si Mia había sufrido, Aanira había multiplicado el efecto del veneno para que actuara en su cuerpo, pero no grito ni perdió el control. En su rostro se reflejaba gran agonía, y aunque sus mejillas estaban inundadas de lágrimas, su mirada estaba determinada.

Por extraño que pareciese Tahsin se sintió deslumbrado por tal muestra de coraje y aún más cuando ella dejo que la cuidara. No estaba acostumbrado a tener una mujer tan cerca, no de la forma en que ella dejaba que la tocara. Solo conocía a aquellas con las que podía desfogarse o aquellas que le temían de lejos. Pero Aanira se sentía cómoda con su presencia y le mostraba tan abiertamente su debilidad que no pudo evitar sentir, y desear protegerla. Un sentimiento nuevo para él, pero le agradaba, más de lo que esperaba.

Pasaron varios minutos en los que Aanira no pudo escuchar nada y le costaba tanto respirar que estuvo a punto de desmayarse, pero cuando comenzó a sentir que el dolor comenzaba a mitigar sonrió tan abiertamente que captó la atención de todos.
 
~Transfiera...m-mi sangre~ Le dijo al doctor y la sentó al lado de Mia.

Mientras que por uno de los brazos Aanira obtenía suero y antibióticos para recibir fuerzas, por el otro salía el flujo de vida que podría salvar a Mia.

~Veneno...contra...veneno~ Dijo pausadamente para darse a entender

Badra la observaba admirada, había intentado memorizar todo lo que había mezclado, pero en algún momento le perdió el ritmo y mas aun, nunca creyó que pudiese funcionar.
 
-Aanira es una alquimista, ella es inmune a muchas clases de venenos, hasta muchos que no tienen cura porque experimento con ella misma, lo que hizo fue mezclar el veneno que le dieron a Mia con sus propias pociones y crear uno más poderoso, de esa forma su cuerpo intentaría adaptarse y como sus defensas están acostumbradas comenzaran a generar los anticuerpos para recibir una dosis más letal, de esa forma pasaran al cuerpo de Mia y ella podrá defenderse, es algo básico pero muy complicado- Explico Badra a Dimitri quien parecía muy confundido con las palabras de Aanira y sus acciones.

SOLO MIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora