Capitulo décimo sexto

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Sus ojos ámbar escrutaron a Mia y automáticamente decidió que no era una buena mujer. Una extranjera, para colmo una bruja, no sería bueno para la imagen del palacio.

~¿Porque tengo que sentarme con una extraña~ Habló en su lengua natal a su padre

~Es hija de amigos míos, es mi protegida mientras se encuentre en Fuaad~

Fue todo lo que el Sheyj tubo que decir ya que al levantar su mano dio a entender que la conversación se había terminado.

Badra nunca se atrevería a contradecirlo, siempre obedecía, pero se moría por responderle. Su padre no entendía que ponía su propia situación en apuros al tener una protegida extranjera. Sobretodo con lo mal que habían hecho estos en el país.

Como la correcta hija de su padre, no hablo en la conversación que surgió después de la comida, y cuando se proponía irse con las demás mujeres vio con horror como Sameh se dirigía con Mia al lugar donde los hombres continuarían con su charla superflua.

Quiso dirigirse a ella lo más rápido posible para llevársela, pero para empeorar las cosas fue otra quien se le adelantó.

~Esto es ofensivo~ Declaró la mujer acercándose a Sameh y al Ast, quien la fulminaba con la mirada por su intromisión.

~Nuestra invitada no es de tu incumbencia~ Le aclaro Sameh visiblemente tenso ante la confrontación de su prima Simar.

~Primo, nunca has tratado a alguna invitada con los honores con los que tratas a esta extranjera ¿Porque haces algo tan cruel?~

~¿Quieres avergonzarme frente a mis invitados?~ Preguntó Dave con voz grave.

~No te conozco~ Declaró Simar para luego marcharse apresuradamente.

Badra se dirigió a Mia con la mejor sonrisa ensayada y amablemente le ofreció mostrarle el palacio. Para asombro de esta, los ojos de la mujer, rojos como el fuego parecían aliviados.

Mia tomó la primera oportunidad para estar lejos de Dave. Durante toda la comida se la quedo mirando. La verdad nunca pensó que estaría tan molesto por que le desobedeciera, y aquella sensación no le gustaba, mas aun, porque no tenia porque obedecerle en primer lugar.

Para empeorar las cosas  la prima de Dave estaba muy enojada por su presencia. Aunque Simar era muy hermosa, su rictus serio y tenso le quitaba belleza a su rostro. De hecho noto que tanto la hija del Sheyj como las primas de Sameh tenían un aire exótico que atraía la mirada, sin embargo no era bienvenida entre ellas y eso le entristecía.

-Por aquí pasaremos al área que diseño nuestro Ast, le gusta el arte y dedico mucho tiempo a tener una colección digna de cualquier museo- Le hablaba Badra a Mia guiándola hacia una enorme galería privada.

-¡Haah!- Escucho a Mia y asustada se volteo para ver que sucedía, pero se calmo al ver la sonrisa de Mia mientras contemplaba la pintura.

Badra quería reír al ver el claro asombro de la extranjera, quería reír al ver el entusiasmo innato de un niño en ella, pero no lo hizo, porque en aquel momento la envidiaba, que ella fuera capaz de demostrar tan abiertamente sus sentimientos era algo que Badra no podía hacer.

-Esa pintura es de hace varios años, fue la causa por la que el Rey aprecia el arte, por eso ocupa el centro de la galería- Dijo con orgullo, porque Badra también admiraba aquella obra de arte, se sentía entendida cada vez que veía aquel paisaje.

-¿Te gusta?- Pregunto Mia con ojos emocionados

-Yo...-La pregunta le sorprendió ¿Hace cuanto tiempo no pedían su opinión?.  No pudo evitar sonreír al contestar -Me encanta, no solo es perfecta en cuanto al impresionismo, sí no que su técnica casi perfecta asombra, es el sentimiento desgarrante que me inunda cada vez que lo miro, eso hace de esta obra algo digno de que perdure para siempre, por eso, no me gusta, me fascina-

SOLO MIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora