Capitulo trigésimo octavo

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Mia estaba en la ducha, disfrutando de la calidez del agua que masajeaba su cuerpo mientras su alma estaba fría. Descubrir lo que Badra había hecho fue un duro golpe, porque se sentía culpable en parte por las decisiones que había tomado ¿Qué hubiera pasado si nunca hubiese puesto un pie en Fuaad?

>>¿Estas dudando?<<

-No, simplemente soy egoísta, me hubiese gustado que las cosas no fuesen de esta manera, me hubiese gustado seguir llamando a Badra hermana-

>>Mia he agotado mi poder , estoy en una tierra lejana y estéril, acá los espíritus están extinguiéndose, me es difícil comunicarme<<

-Uzza, nunca creí en lo espiritual hasta conocerte o tal vez creía sin querer entender que significaba-Mia miraba su muñeca y la marca de escorpión con cariño.

>>Cuando vuelvas a Fuaad hablaremos... Mia recuerda que debes proteger a mis niños<<

- ¿Te refieres a los habitantes de Fuaad, al clan de Badra? ... ¿Uzza? -

Silencio, la sentía en su interior, pero era una calidez fugas, aunque podía sentir su aflicción.

-Descansa- Mía beso su muñeca, entendía el dolor de Uzza, había presenciado una pisca de ese dolor en los ojos de Badra.

La puerta del baño sonó y Mia vio con vergüenza al correr un poco la cortina de la ducha que Dave entraba a su baño en una bata.

- ¿Con quién hablabas Mia? -

-C-con Uzza- Se trapico al ver que Dave comenzaba a desabrochar su bata. - ¿Q-que haces? -

-Mia- Fue todo lo que Dave dijo antes de dejar caer la bata. Había esperado mucho tiempo, estaba famélico y Mia era la única que podía saciarlo.

-Dave, yo no...- ¿Que quería decir? ¿No estaba preparada? ¿No era el momento? Lo miro a los ojos por temor a mirar cualquier otra parte de su cuerpo, pero la invitación y el deseo que reflejaban los ojos de Dave la dejo sin aliento.

Esta vez su interior dejo de luchar, se había prometido confiar en Dave, lo quería, lo quería tanto que su corazón dolía con la posibilidad de que se marchara otra vez, pero ahora estaba dispuesta a enfrentar toda adversidad junto a él, lo necesitaba, por eso no lo interrumpió cuando corrió la cortina y la examino de pies a cabezas.

Mia no se cruzó de brazos para tapar su desnudes, no le preocupaba que viera su cuerpo pálido, sino que su interior expuesto era lo que temía no pudiera agradarle.

Dave podía ver en los ojos de Mia el nerviosismo, por eso se puso a su espalda y la ayudo a enjuagar su cabello mientras las gotas de la regadera se llevaban todo rastro de arena de su maravilloso pelo.

-No uses bálsamo de manzanilla, eso lo pondrá amarillo-Le indico Mia más calmada al sentir la presencia de Dave, pero sin tener que mirarlo directamente.

Dave la necesitaba con urgencia, pero podía esperar, tenían toda una vida por delante. Cuando termino de lavarla y enjabonarla Mia hizo lo mismo, aunque no podía evitar detenerse para contemplarlo.

-Has bajado de peso- Susurro ella mientras enjabonaba su espalda.

-Tú también-

- ¿Estas cicatrices? - Mia se dio cuenta de que Dave tenía varias cicatrices en su cuerpo, ¿Fue cuando su padre lo trataba como soldado?

-Te lo contare, cada parte de mi pasado... ¿Me escucharas? - Dave acaricio el rostro de Mia, su mirada estaba llena de amor y cariño.

-Tenemos tiempo...-Susurro Mia mientras los labios de Dave se acercaron a los suyos. El beso fue lento y erótico mientras el agua recorría sus cuerpos desnudos. La lengua de Dave volvía a explorar la esencia de Mia como si fuese la primera vez que la besaba, profundizando más a medida que la garganta de Mia emitía sonidos lujuriosos que lo animaban.

SOLO MIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora