Mia había escuchado gran parte de la conversación que había mantenido Dimitri con Catherine.
Su madre le llamo para avisarle que su hermano estaba intentado ubicarla por lo que decidió ir a casa de Dimitri para saber que necesitaba.
No había sido su intención quedarse tras la puerta escuchando, pero cuando la nombraron en la conversación no pudo moverse pensando que tal vez Dimitri Y Cat estuviesen quejándose de su comportamiento en la fiesta de anoche, y eso le aterraba.
Pero no era eso, Dimitri, su tonto y cariñoso hermano había intentado mantener su anonimato y Cat solo había alabado su trabajo como artista, y por lo que pudo oír Sameh y su hermano Dave estaban liando a Dimitri por culpa de ella.
Cuando los vio por la abertura de la puerta abierta sintió ganas de llorar, ¿Cómo era posible que se amaran tanto? Se marchó porque sabía lo suficiente para tomar cartas en el asunto. Si aquellos estúpidos hermanos de un país extranjero incivilizado se metían con Dimitri se los haría pagar. ¡Nadie se metía con su hermano! ¡Solo ella podía tratarlo como quisiera!..y Cat reflexiono.
Mia condujo de vuelta hasta su casa, y para su irritación, allí estaba Sameh esperándola apoyado en un lujoso jaguar negro como si de un modelo se tratase y posara para la cámara.
-Te mataras en esa cosa- Le dijo acusadoramente aquel hombre que estaba comenzando a detestar. Había lidiado con su madre, su padrastro y hasta con el propio Dimitri para poder montar su moto y ¡no aguantaría que un desconocido por mas príncipe que fuese le dijese que hacer!
-¡Sera mi cuello el roto, no el tuyo!- Contesto Mia de la forma más fría posible. ¿Cómo podía lograr sacarla de quicio tan rápido?
-No vine a discutir contigo, solo a hablar- Suspiro él de forma agotadora.
-¿A si? Pues te escucho- Respondió tensa. Mia vio en sus ojos verdadera preocupación, y por primera vez creyó que su mirada eran honesta, pero eso no quería decir que ella le diese la bienvenida a su hogar.
-Podrías sacarte el casco, me gusta mirar a la gente a los ojos cuando hablamos-
-Eres un mandón - Pero tenia razón por lo que Mia se sacó su casco y puso la mano sobre sus ojos para que el sol no le hiciese daño -Se breve- Le ordeno.
-Lo siento... ¿Eres albina no es así?- Sameh la miraba como si nunca hubiese visto a una persona albina en su vida. ¿En que siglo vivía?
-Lo soy, ¿Y qué?- Mia rodó sus ojos, usualmente muchos creían que se teñía el pelo, pero al ver sus ojos era notorio que no tenía pigmentación de ningún tipo, ni en su cabellera, ni en sus ojos ni en su piel.
-No pretendía ofender, solo que ahora me doy cuenta porque te tapas tanto, la primera vez que te vi pensé que eras una persona sospechosa- rió al acodarse de su encuentro que sin duda había empezado con el pie izquierdo.
-Si viniste hablar sobre mi albinismo mejor léelo en Internet- Le espeto ella, solo quería encerrase en su casa para terminar su pintura.
-Yo quería hablar sobre mi hermano- Dijo Sameh, quien no debía dejar pasar la oportunidad de advertirle a Mia, era lo único que podía hacer por su amigo.
-¿El narcisista?- Su comentario hizo que Sameh sonriese, tenía una sonrisa ensoñadora se dijo Mia mientras observaba cada detalle de su rostro para luego transformarlo en un trazo sobre el lienzo que había comenzado después de conocer a Sameh.
-Te ha tomado interés, mi hermano tiene una prometida, y el cómo Ast tiene varias amantes en su harem, querrá que seas su amante mientras dure su estadía aquí y si le diviertes lo suficiente te ofrecerá unirte a su harem- Soltó Sameh sin intentar suavizar la verdad.
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SOLO MIA ©
Romance¿Cómo poder amar a un hombre egoísta y opresivo? se pregunta ella. ¿Cómo poder amar a una mujer liberal y subversiva? Se pregunta el. Tal vez este amor solo pueda mantenerse con una ayuda sobrehumana... Tal vez tendrán que confiar uno en el otro sin...