Capitulo cuarto

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Sameh estaba en un dilema, su mejor amigo amaba a su hermana, y su propio hermano quería poner las garras en Mia, hiciese lo que hiciese traicionaría a alguno de los dos, aunque solo le dolería si traicionaba a Dimitri, porque hace muchos años que él y Dave no se trataban como hermanos.

Además por más que no quisiese admitirlo, Mia le caía en gracia. Podía ser gruñona e irritable, pero cada vez que la veía se sentía en paz, como si pudiese olvidar las formalidades, podía ser el mismo y no quería que sufriera a manos de Dave.

Tenía una hora para hablar con Dimitri antes de que su hermano llegase a la reunión que tenía planificada con él en la mañana. Sin embargo cuando entro al despacho de su amigo, Dave estaba allí, sentado cómodamente en el amplio sillón frente al escritorio de Dimitri, ¡maldito fuese su hermano!, había adivinado por completo sus planes.

-Sameh, no te esperaba - Dimitri se acercó a él para estrechar su mano y sonreírle incómodo. Todo el mundo estaba incomodo cuando Dave estaba cerca.

-Tenía que hablarte sobre un tema, pensé que la reunión con mi hermano era más tarde- Respondió Sameh molesto

-Me gusta madrugar- Respondió Dave con una sonrisa sarcástica.

-No siempre puedo hablar con el Ast Dave, deberías acompañarnos- Hablo Dimitri intentando calmar los ánimos entre los hermanos.

-Te entiendo, es extraño que él se digne a prestarle mucha atención a algo- Respondió Sameh sentándose al lado de su hermano.

-Quienes tenemos grandes responsabilidades no podemos darnos el gusto de perder el tiempo en fiestas- Contraataco Dave con una tono  sarcástico

-Y me dicen a mi infantil- Comento Dimitri al ver como se reñían entre ellos.

-Terminemos la reunión- Dijo Dave molesto.

-No te venderé las pinturas Ast Dave, son mías- Hablo Dimitri con una voz seria y con el semblante frió. Los negocios se realizaban con la mente fría.

-¿Quiere las pintura que intente quitarte hace tres años?- Pregunto Sameh un poco asombrado de que compartiera algo en común con su hermano

-Las mismas, pero no están a la venta- Reitero Dimitri sin inmutarse ante la mirada de Dave

-Todo tiene un precio mi querido niño, llegado a este punto creo que te convendrá pensártelo más veces, te estoy ofreciendo ser el accionista mayor- Le recordó Dave más serio que nunca.

-Esa es una gran oferta, pero debo reusarme- Dimitri daría lo que fuese por cerrar un negocio así, pero las pinturas en su despacho no eran solo decoración, eran la expresión del amor de Mia por él, ¡Nunca las vendería!.

Mientras algunos recibían abrazos y palabras amorosas de sus hermanas menores, el había recibido pinturas muy valiosas, su hermana era una artista conmemorada con grandes premios, aunque seguía en el anonimato, ella se las había regalado, a él, no podía venderlas por ningún motivo.

-Son un regalo personal, sin embargo podría comprometerme a que el artista realice alguna pintura exclusiva para ti- Explico intentando hallar una solución que satisficiera el ego de Dave

-¿Cómo piensas hacer eso? Yo no lo conseguí- Recordó Dave con amargura, no estaba acostumbrado a las negativas, pero el artista se había cubierto demasiado bien.

-Porque yo le conozco- Sonrió al poder refregarle en la cara algo que el podía obtener y el Ast Dave no, aunque era infantil lo disfrutaba.

-Él no se deja ver, es casi un fantasma, no te creo- Contesto ya sin rastro de molestia porque no le creía a Dimitri, aunque no era el tipo de hombre que se inventara un farol.

SOLO MIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora