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Izuku parecía haber perdido la cabeza; ante la mirada atónita de Katsuki el chico de pecas jugaba con aquel borde de la toalla que descansaba en su cadera, mientras que rozaba su mejilla contra la entrepierna del rubio, por encima de la tela absorbente.

Katsuki quiso separarlo de si y huir del lugar, pero por una razón que hasta el día de hoy sigue buscando se quedo ahí de pie, distraído por aquellos profundos ojos esmeralda que le miraban desde el suelo.

La mano que sostenía las hebras verdes lentamente perdió fuerza, y mas que un agarre ahora solo su mano descansaba ahí, quieta.

Petrificado ante el enigma que tenia en frente Katsuki no reaccionó, e Izuku entendió aquello como un pase libre a hacer lo que de hace años ha deseado.

En la pequeña cabeza de Izuku éste es el equivalente a expresar su amor, siempre ha sido así y esta dispuesto a demostrarle todo su amor a Bakugo en ese preciso instante.

La toalla cayó a las frías baldosas, revelando a un desnudo Katsuki frente a los ojos de Izuku.

Bakugo intentó agarrar la toalla antes que esta cayera al suelo, por instinto. Pero al momento en que se movió y dirigió la mirada al suelo solo pudo encontrarse con aquella erótica imagen, que desde aquel día se grabo a fuego en su retina.

Por desgracia.

El estúpido enclenque que lleva siguiéndole todos estos años cerraba sus ojos, mientras que con su mano dirigía su semi-erección a sus rosados labios en un completo silencio.

La sola escena le hizo endurecerse más, e Izuku lo notó.

Su cuerpo respondía con impulsos involuntarios, pero su cabeza aun procesaba lo que ocurría. 

Katsuki avergonzado e irritado por sus naturales reacciones decidió quitar la vista; la situación era tan extraña que no quería mirar, no quería aceptar que en realidad Izuku de rodillas le ponía, no quería aceptar cuanto comenzaba a desear que el de pecas lo consumiera entre esos hinchados labios.

Era una pesadilla. 

Para el chico de pecas este era un sueño hecho realidad; tenia al hombre de sus sueños frente a sí, desnudo, con una semi erección y dejándole seguir adelante con su cometido.

¿Estaba realmente dormido? ¿Está era una mala pasada de su alocaba cabeza?

Izuku lamió cuidadoso desde la base hasta el rosado glande, y cuando noto como es que Katsuki se endurecía y agrandaba contra su lengua supo que no era un sueño.

Daba igual si el rubio realmente no le miraba, con solo estar ahí Izuku era feliz; mas feliz que en cualquier otra situación por la qué haya pasado con anterioridad.

Katsuki maldijo en su mente ante la sopa mental que tenia dentro de su cabeza, no tiene idea de cómo es que llego a esta situación, no sabe por que no se mueve, no entiende cual es la razón que le impide empujar al chico que tiene en frente de rodillas para huir por esa puerta.

Cuando una calidez que le derrite envuelve su longitud en la boca de Izuku pierde uno a uno sus pensamientos de escape; las letras se desvanecen una a una en su cabeza, dejándole en blanco.

Y en esa blanca laguna de agradables sensaciones se siente a gusto.

Motivado por el repentino calor que invade su abdomen inclina instintivamente sus caderas contra los suaves labios que le besan con tal anhelo.

E Izuku se regocija en aquella sensación que revuelve sus intestinos desde los interiores. Succiona cada centímetro dentro de su boca, y chupetea lo que puede lograr conseguir de ese transparentoso fluído que se asoma por la uretra entre sus labios.

Chico Bonito // BKDKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora