-13-

3.7K 433 318
                                    

Izuku le pidió a Katsuki que le acompañara a casa y Katsuki entre dientes aceptó. Ya estaba oscureciendo y podría ser peligroso, aún sí no deseaba ser visto con el pecoso en la calle y menos quería meterse en su casa, quien sabe con qué se encontraría.

No podía evitar pero maldecir en su cabeza al verse camino a la casa de los Midoriya, ¿En que momento llegó a esto? No estaba dentro de sus planes. La verdad es que ni siquiera entendía los hechos de esta tarde en la bodega del club de baloncesto.

Izuku había tenido una crisis, claro estaba. Pero ¿por qué le afectaba tanto a él? Es como si la desgarradora escena de Izuku llorando en aquella caja de cartón vacía le hubiese contagiado la pena.

Era lástima y compasión, definitivamente era eso. Un chico vulnerable, indefenso, trastornado y absolutamente sólo deseando morir no es algo agradable de ver, menos si tu mejor amigo es el responsable.

Era lo mínimo, lo menos que podría hacer por él.

Cada vez que Katsuki se ve inmiscuido en alguna situación comprometedora con Izuku se repite lo mismo, como si se intentase convencer de que lo que hace no está mal, de que en realidad no está haciéndole más que un favor, que en realidad no está sobrepasando los límites de su poco convencional acuerdo sexual.

Pero hasta a él le cuesta creerse esa historia barata.

"¿Aquí vives?" Katsuki e Izuku se detuvieron ante una casa promedio dentro del barrio donde se encontraban. Una casa blanca con ventanas negras y un par de arbustos decorando la entrada.

Lucía normal, lucía bien de no ser porque el agua de la manguera corría acrecentando las ya enormes posas alrededor de los arbustos y una mujer de cabello largo y lacio sostenía la boquilla, salpicando y mojando sus ropas y pies sin darse por aludida.

Era algo desconcertante, la imagen le sacó un escalofrío al rubio.

"Mamá, es hora de entrar." Izuku habló con calma, sin lucir siquiera una pizca de sorpresa en su rostro.

La realización le pegó con fuerza, la mujer era tía Inko. Katsuki se había congelado al ver a la irreconocible pero a la vez familiar mujer en tan deplorable estado. Su cabello estaba descuidado y mechones blancos hacían notar que los años y depresión no pasaban en vano.

Tía Inko tenía la misma edad que su madre, pero lucía mil veces más vieja que Mitsuki. Su rostro lucía amable como de costumbre, pero esos familiares ojos no brillaban y esa sonrisa que recuerda de antaño no existía.

Katsuki de pie sorprendido sólo observó como Izuku sostenía a la mujer desde los hombros y la ayudaba a entrar a la casa, haciendo a un lado la manguera que seguía mojando todo a su paso. Se quedó ahí congelado, totalmente pasmado ante la sorpresa. Sólo cuándo ambos entraron a la casa desapareciendo del rango de vista del rubio Katsuki atinó a cerrar el paso de la llave.

Lo pensó un par de segundos ahí de pie en la puerta, pero no podía hacerse atrás ahora, no podía hacerse el ciego. Maldijo en su mente y se adentró en la oscura casa.

Lucía como una casa ordinaria en realidad, pero las luces estaban apagadas. El lugar era humilde y común, había sólo fotografías de Izuku bebé en las paredes, ninguna fotografía era de él después de los 6 años y en varias Katsuki fue capaz de reconocer a Hisashi.

Chico Bonito // BKDKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora