Shindo llega alrededor de las seis de la tarde a casa, aún no oscurece, pero una fría brisa le eriza el vello de los brazos, es otoño después de todo.
"Papi, ya estoy en casa." dice en el tan característico tono de voz que hace crispar a Katsuki, pero no siente respuesta alguna, de hecho, el apartamento se escucha más silencioso de lo común. "Compré una hamburguesa para mi atractivo roomie, ¿almorzaste?" el pelinegro deja una bolsa de chatarra sobre el mesón de la cocina mientras tira sus llaves por ahí.
No recibe respuesta, eso le preocupa un poco. ¿Acaso Katsuki salió? Se saca su polerón tirándolo sobre uno de los sofás y camina hacia la habitación de Katsuki. Está vacía. Se adentra en el pulcro dormitorio y golpea la puerta del baño con sus nudillos.
"¿Estás ahí?" murmura al notar como la puerta se abre lentamente sólo por el golpeteo de sus nudillos. La luz está encendida, Katsuki está sentado sobre la fría baldosa del suelo, justo frente al inodoro. El pelinegro analiza la escena con rapidez, una botella de whisky a la que sólo le queda un tercio y unos frascos anaranjados de tapa blanca a su costado, aún cerrados.
El pánico le golpea con rapidez, se arrodilla a un costado de Katsuki y le toma el rostro entre las palmas con una expresión preocupada pintada en la mirada. "Oye, ¿estás bien? ¿Me escuchas?" pregunta asustado, pues Katsuki no ha hecho ruido alguno, sus enrojecidos ojos permanecen fijos en la nada y sus labios entreabiertos; ha estado llorando, es evidente.
Katsuki niega lentamente, no está bien.
"Mierda, ¿tomaste algo de esto?" Shindo toma entre sus manos uno de los frasquecillos anaranjados y abre su tapa con apuro, está lleno de pastillas, eso le tranquiliza un segundo. "¿Por qué sacaste mis antidepresivos? Mierda, Katsuki, que carajo pretendías hacer, ¡no seas estúpido!" la voz de Shindo amenaza con quebrarse en aquella última frase, el chico ha pasado un gran susto. El pelinegro vuelve a tomar su rostro entre las palmas y le mira fijo, Katsuki ha comenzado a llorar silenciosamente de nuevo, huele a whisky.
El pecho de Katsuki sube y baja al llorar, su expresión está rota y sus labios resecos. Un jadeo de dolor escapa de su garganta cuándo el llanto se desata.
Shindo seca las lágrimas del rubio con sus palmas y peina su cabello hacia atrás, despejando la cristalina mirada perdida del hombre. "Bebiste mucho, déjame ayudarte." Susurra una vez que Katsuki enfoca su mirada en él, tranquilizando las lagrimas. El pelinegro le ayuda a ponerse de pie pasando su brazo por su espalda, justo por debajo de sus hombros. Lentamente ambos caminan hasta la cama, en donde el chico se ocupa de acomodarle cubriéndolo con una manta y luego se recuesta a su lado; Katsuki sólo se deja ayudar, no parece negarse ni esforzarse en ocultar su devastado estado.
El chico recostado a su lado le mira con preocupación, su familiar rostro le hace querer llorar de nuevo, pero ya no está seguro de poder crear más lágrimas. Le duele la cabeza, pero el dolor de su pecho le molesta más. Observa como Shindo estira su brazo, sólo para acariciar su cabellera con una expresión de preocupación.
"Que ocurrió" pregunta el joven, casi tan silenciosamente como los deseos de morir de Katsuki.
El rubio niega, mordiendo su labio torpemente. La cabeza aún le da vueltas. "No entiendo nada de lo que pasa." Dice Katsuki, en un tono de voz que amenaza con romperse, vulnerable.
El pelinegro no entiende, pero sabe que todo esto se relaciona con el infame Izuku, como de costumbre.
"No pasa un día en que no lo extrañe y el ya me olvidó." Suelta de pronto el mayor y cada palabra está cargada de tristeza.
Shindo le escucha en silencio, sin cesar las lentas y reconfortantes caricias en su cabellera.
"Duele demasiado, no se si realmente pueda olvidarlo. La única forma de sacarlo de mi cabeza es muriendo; me pregunto si así lo dejaría de extrañar." La voz del rubio es solemne, suave como un murmullo, pero cargado de dolor. Shindo no puede evitar, pero sentirse mal.
ESTÁS LEYENDO
Chico Bonito // BKDK
FanfictionIzuku Midoriya, universitario; un chico inusual. Un chico bonito. ¿Serán sus traumas? o quizás sólo el rechazo social; realmente no se sabe, pero Izuku es extraño. Obsesivo, sin embargo, inofensivo. Aún así muy inusual, tristemente no en el buen s...