Chico Bonito // BKDK

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Katsuki no sabe bien desde cuándo las cosas en casa son así. No comprende bien por qué su relación ha generado este ambiente tan tenso cada vez que ambos están en la misma habitación. De verdad que se esfuerza por aminorar la incomodidad, pero Izuku constantemente huye de su tacto, de sus besos, de sus abrazos. Ni siquiera lo hace de una forma grosera, lo hace como si le doliera aceptar esas muestras de afecto, le esquiva la mirada y se esfuerza por aparentar que todo entre los dos sigue funcionando con normalidad, pero Katsuki ya no lo está aguantando. Cada día se siente más cerca del borde, de la explosión. ¿Qué es lo que hace tan mal?

¿Cuál es el motivo para que su novio ya no lo mire como antes? ¿Ha cambiado? No, no cree que sea eso. Realmente no logra ver el motivo y la incógnita le quita el sueño. Le hace distraerse en el trabajo y estar algo más irritable de lo común. Sus subordinados en el trabajo lo notan, Izuku también lo hace y eso sólo empeora un poco más el ambiente en casa. El peliverde se siente culpable, más aún cuando nota lo afligido que está Katsuki, pero no sabe abordar el tema, se siente lo suficientemente paranoico como para iniciar una conversación al respecto, ni siquiera puede mirarlo a la casa cada vez que vuelve de haberse visto con Uraraka, a pesar de que en estricto rigor no haga más que compartir como con cualquier amiga. El fantasma de los rumores universitarios de Katsuki con Eijiro sólo lo atormenta más.

La única persona con la que ha podido hablar de cómo realmente se siente es Uraraka, claro que, omitiendo ciertos detalles que la involucran como una causa indirecta de todo lo que le ocurre. La chica de cabello lacio le transmite calma cuándo le da la razón en todo. Una falsa sensación de calma le consuela y poco a poco se ha ido haciendo adicto a esa paz mental que la aprobación incondicional de la chica le proporciona. Por las noches llega a casa y se siente culpable de nuevo al comparar esa calma con lo lúgubre que se ha vuelto su hogar. Katsuki le mira con ojos de tristeza y él siente su corazón romperse sólo un poquito más cada vez que le rechaza envuelto en su complejo paranoico.

Es recién martes e Izuku ya ha llegado algo más tarde del trabajo de lo que debería. Katsuki ya ni siquiera le cuestiona, sólo desea obtener su relación de vuelta y se esfuerza por no hacer más problemas, a pesar de que está igual de controvertido que el mismo Izuku. El peliverde se adentra en la cocina y nota cómo es que su novio ha preparado algo de comida para él, en silencio se sirve una porción y se sienta en el comedor. Katsuki no tarda mucho en entrar en la misma habitación, agachándose para besar su cabello en forma de un saludo afectuoso.

"Gracias por la comida." Murmura Izuku sintiendo tristeza ante la incomodidad de la situación.

"No hay de qué." Katsuki habla suave, con una pequeña sonrisa en los labios mientras se sienta frente a Izuku, al otro extremo de la mesa. El rubio luce acomplejado, pero aún así le sonríe débil cuando sus miradas se cruzan, luce algo triste también, como si quisiera decir algo, pero no logra sacar las palabras de su garganta.

Izuku baja la mirada hacia su comida y mastica en silencio, con miedo de preguntar qué es lo que pasa. Es realmente un cobarde por dejar que las cosas lleguen hasta este punto.

"Izuku, ¿Puedes mirarme un segundo?" Katsuki murmura inseguro, clavando su mirada en Izuku, quien sólo en ese momento le devolvió la mirada.

"Que ocurre..." Izuku pregunta con miedo de la respuesta, no quiere saber, no quiere escucharle. Está asustado.

"Me preguntaba si, aún... Si aún me amas." Katsuki habla suave, casi en un murmullo. Luce triste y hasta un poco avergonzado de preguntar algo así. Se siente tonto, como un adolescente.

Izuku siente su corazón romperse un poco más cuándo le ve tan vulnerable preguntando algo así. ¿Tan mal ha hecho las cosas?

El peliverde muerde su labio bajando la mirada una vez más, y en la habitación solo se escucha a Katsuki suspirando una vez que nota cómo Izuku no puede sostenerle la mirada.