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La jornada había sido redonda. Izuku gracias a Mitsuki y Masaru pudo pasar la noche junto a Katsuki en la pulcra habitación y a pesar de que el rubio no lucía muy feliz con la noticia Izuku decidió ignorar aquel hecho. No molestaría, se haría un pequeño ovillo a un costado de la cama e intentaría dormir, eso es todo.

Su estomago burbujeaba de felicidad. Katsuki le había prestado un pijama y se había ocupado de ordenar sus ropas, Izuku se atrevería a decir que el rubio es algo maníaco del orden a estas alturas, pero eran detalles. Las sábanas limpias aún así olían a él, y el pesado cobertor terminaba por cubrir ambos cuerpos en la silenciosa madrugada.

Se conformaba con poco, no necesitaba que el rubio le abrazara, ni le mirara, ni tomara su mano antes de dormir. Sólo con poder estar en la misma cama el de pecas era el chico más afortunado del planeta; ya había obtenido más de Katsuki de lo que siempre pudo imaginar.

Cerró sus ojos sin una pizca de sueño mientras sentía a su espalda cómo es que el rubio se acomodaba para dormir; la cama era amplia, por lo que ni siquiera rozaban ambas figuras.

Con todo lo ocurrido el que sentía el insomnio invadiéndole era otro. Katsuki miraba el techo de la habitación en silencio, preguntándose en qué momento es que las cosas escalaron tanto como para tener que pasar la noche con Izuku en su propia cama.

El sólo le había invitado a coger, eso era todo. No había mas intención, era algo muy simple de hecho, pero la intempestiva llegada de sus padres había cambiado su panorama.

Tampoco era tan terrible, Izuku se estaba comportando prudente; sólo le había dado las buenas noches y se había acurrucado a uno de los extremos del colchón, sin siquiera rozarle.

El saber que el pecoso también pone límites entre ambos le hace sentir tranquilidad, al menos así sabe que Izuku es consciente de lo que hay entre los dos es exclusivamente sexual, nunca sentimental. Eso es bueno, así se ahorraría muchos problemas y a la vez gozaría de la agradable compañía sexual de Izuku.

El sentimiento de estar en la misma sintonía le transmite paz y aquello mismo es lo que lo impulsa a conocer algo más al extraño chico a su costado. El hecho de que Katsuki se siente físicamente atraído por Izuku es una realidad absoluta y ya aceptada en su cabeza, pero la personalidad del de rizos aún es un enigma en su mente.

Es intrigante de todas formas; siempre hay algo de curiosidad que le hace querer saber más, conocer más.

Y la comodidad cómplice que se forma entre ambos chicos es la circunstancia clave que a Katsuki le permite relajarse, bajar la guardia y sociabilizar un poco más con Izuku.

Siente curiosidad por su historia, por su familia; quiere saber por qué se comporta así y cuándo se decide a hablar en medio del silencio es interrumpido por la aguda pero agradable voz del chico a su costado, quien se desenrolla de su pequeño ovillo para poder mirarle de costado.

"Kacchan, ¿estás despierto?" inocentemente pregunta la suave voz, sin poder distinguir bien entre la oscuridad si los ojos del rubio están abiertos o cerrados.

"No" contesta irónico el rubio a su costado. "Que quieres"

"No puedo dormir, creo que se me esfumó el sueño"

"Y qué quieres que haga al respecto" antipáticamente y casi por naturaleza Katsuki responde, a pesar de haber querido iniciar una conversación segundos antes.

Katsuki es simplemente así por esencia, ni siquiera él lo entiende, pero da igual, porque es Izuku y le conoce.

"No lo sé, me preguntaba si podíamos conversar hasta que me de sueño." Murmura Izuku y Katsuki siente por un momento que habla con alguien normal.

Chico Bonito // BKDKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora