-19.1-

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Sero observa de pie a Katsuki quien permanece sentado en la monótona sala de espera. Luce mal, el peso de su cabeza descansa en sus manos, que parecieran sostener la carizbaja expresión que sólo deja ver la cabellera rubia encima. Su rodilla no deja de saltar en el lugar y el sonido es algo distractor, pero aun así el pelinegro sostiene el pequeño aparato móvil contra su oído cuándo la policía contesta sus llamados.

Tenía que reportar el incidente de Izuku. No quería pensarlo bien, pero si es que el pecoso no lograba salir de esta y moría en el lugar podría haber problemas a futuro; la policía tendría que descartar un homicidio y para eso es necesario que lo antes posible vayan a echar un vistazo en el tétrico baño de azulejos blancos cubiertos de sangre.

"Necesito reportar un intento de suicidio." Sero habló apenas la operadora le comunicó con una de las funcionarias que con un desagradable tono de voz comenzó a hacerle preguntas rutinarias.

Sero suspiró dándole la dirección tal y como la recordaba, gracias a dios su memoria no lo abandona. Pero carajo, odia a la policía. ¿No debería ser la dirección suficiente? Pues no, la mujer insistía en el nombre del individuo en cuestión.

Pecas no es un nombre, de esta no podría escapar, tendría que molestar a Katsuki.

"Kats, ¿Cuál es el nombre de pecas?"

Katsuki confundido levantó la vista hacia su amigo, quien con la palma tapaba el micrófono de su móvil mientras le miraba con una expresión de lamento.

"Es la policía" agregó el pelinegro al notar su desconcertada mirada.

"Izuku" Katsuki respondió al instante y Sero levantó uno de sus pulgares en señal de agradecimiento.

"Izuku" repitió Sero en el móvil, pero la funcionaria necesitaba más, ¿Acaso no se podía conformar con el puto nombre? No, la muy imbécil quería su apellido también.

"¿Recuerdas su apellido?"

Katsuki elevó la mirada una vez más y Sero notó el instante preciso en que esos cansados orbes rojizos miraron hacia el techo en señal de esfuerzo.

"Su apellido..."

¿Cuál era su apellido? ¿Cómo es que no lo recuerda? No puedes ser tan estúpido, carajo.

La realización golpeó fuerte al rubio. No tiene idea del apellido de Izuku, es decir, sabe que lo ha llamado por su apellido mas de alguna vez en el pasado, probablemente de pequeño estaba acostumbrado al nombre familiar del peliverde. Pero no tenía idea en este minuto de cuál era, lo ha olvidado.

Así de efímero se supone que Izuku sería en su vida, ahora ni siquiera es capaz de recordar el apellido del chico que le ama, del niño abusado que ha hecho todo lo que está a su alcance por estar con él, del mismo chico que está al borde de la muerte a metros de sus pies en este instante por su culpa, porque no fue capaz de dejar las cosas realmente claras desde un inicio.

Izuku lo ha dado todo por él y él ni siquiera sabe su apellido.

Porque es irresponsable, asqueroso, porque se aprovechó de él, porque lo engañó, porque repitió y le recordó cada uno de sus patrones de abuso y traumas en el pasado. Es un imbécil, un desgraciado, no tiene perdón, merece morir.

"Mierda hagan su puto trabajo, ¿Es acaso tan importante el apellido? Levanten sus culos y echen un vistazo. Izuku está en el hospital Aiiku." Katsuki escuchó a su amigo hablar al teléfono mientras lentamente él había comenzado a perder la calma ante los intrusivos pensamientos que le atacaban.

Sero se sentó a su costado y pasó uno de sus brazos por detrás de sus hombros al cortar la llamada. El pelinegro estaba nervioso, la situación también le tenía los nervios alterados, pero aún ahí con sus ropas manchadas en sangre y su desarreglado cabello lacio intentó recomponer a Katsuki, quien sin duda estaba lidiando peor con todo el revuelo. "¿Necesitas algo? ¿Algo para beber? ¿Un cigarro? Podemos ir afuera un segundo, llevamos casi dos horas."

Chico Bonito // BKDKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora