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Katsuki no podía dormir con aquellos ajenos pensamientos atormentando su cabeza. De verdad perdió la cabeza? De verdad comenzaba a querer al inútil acosador que lo ha seguido toda una vida?

Desea convencerse de que no es así, de que quizás solo anda blando y sentimental estos últimos días, pero el rubio no es tonto y por eso es que se siente aterrado. Nunca le había pasado esto, se le escapaba de las manos.

Izuku le preocupaba más de lo que debería. Ellos solo tienen un acuerdo sexual, es más; Katsuki fue quien lo propuso en primer lugar, era irónico notar como rompía su propio acuerdo, desechaba sus principios y moral solo para hacer sentir mejor a Izuku después de la mierda que le ha tocado vivir.

Puede que sea solo lastima o compasión, de hecho, aquello es lo primero en que piensa cuando su pecho se aprieta al pensar en sus desgracias. Pero si solo es eso, ¿por que no se lo puede sacar de la cabeza? ¿Qué debe hacer realmente?

No puede abandonarle, no puede hacerse el ciego ahora que le conoce mejor. No puede escapar; ya la cagó y al darse cuenta no puede estar más arrepentido de comenzar este extraño acuerdo con Izuku.

Le quiere y tristemente no hay nada que pueda hacer para luchar contra su sentir, es un hecho y una conclusión a la que llegó después de torturarse en silencio en su habitación durante largas y solitarias horas.

¿Qué haría ahora? No lo sabe.

Le avergüenza reconocer que le quiere y a la vez se avergüenza de sí mismo por ser así.

Siente vergüenza ajena con Izuku cuándo están en público, pero ¿Quién no lo haría? Aquella interrogante no le sirve de consuelo, ¿acaso realmente era una mala persona? ¿eso lo hacía una mala persona?

Quizás. Pero la conclusión no lo hace llegar a ninguna parte.

Katsuki no sabe si aguantará ver cómo una vez más dañan a Izuku cruelmente en la universidad, no sabe si podría contenerse esta vez. No quiere meterse en problemas, pero Izuku es un desastre andante.

Un tropezón, un tartamudeo, una palabra mal dicha en clases, un ruido de sus nerviosas manos arañando la madera de los escritorios de la universidad, un bostezo, un ataque de toz, un estirón, su vestimenta, sus expresiones, su voz, su belleza.

Todo es un desastre, todo puede ser utilizado contra su contra, la gente es cruel y a la hora de tratarse del peliverde cualquier motivo daría material para bromas pesadas y acoso.

Las cosas serían mas fáciles si Izuku fuese un chico normal, pero eso nunca ocurrirá y el rubio bien lo sabe. ¿Qué dirían de él al verle protegiendo al estúpido compañero de salón que tiene?

Para el momento donde el rubio se sorprende preguntándose aquello se maldice sólo en su habitación. ¿Desde cuándo le importa? Esa es una mejor pregunta. Porque no, no le importa.

Y en realidad si le ven con Izuku tampoco debería importarle, que se jodan todos, que se joda el mundo si es que seguirán haciéndole sufrir sólo por ser como es.

Que hipócrita que eres

La voz en su cabeza se lo repite una y otra vez cuándo el sueño comienza a ganarle. Es un maldito hipócrita por pensar así del resto cuándo incluso él ha tratado mal al chico que ocupa su cabeza a diario.

Pero no sabía como era su vida, ¿Cómo lo iba a saber?

¿Solo su vida?

No sabía como era él...

Los demás tampoco lo saben y probablemente nunca lo harán.

Chico Bonito // BKDKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora