Esto no está bien, no está bien, no debería. Carajo, que mierda ocurre conmigo.
Katsuki abre la puerta de su apartamento con la mandíbula tensa. ¿Qué planea llevándole a casa? ¿por qué después de tres meses le es tan difícil decirle que no cuando se lo pide con esos ojos? No puede negarse, sólo hace unos días intentó cavar su tumba entre antidepresivos y alcohol y ahora la fuente de su discordia le dice que le extraña, con ojos llorosos y una mandíbula temblorosa. ¿Cómo alguien podría pedirle ser fuerte? No puede, ya no sabe que más hacer contra la voluntad de su corazón. Sigue enfermizamente enamorado e Izuku se aparece así como así, diciéndole justo las palabras que ha anhelado entre su llanto. Sabe que no debe, sabe que debe alejarse, que debe resistirse y dejar las cosas claras; pero no puede hacerlo. Lo quiere cerca de él porque ni siquiera el enojo y el rencor le hacen amarle menos.
La esperanza de sentirse amado nuevamente por el peliverde le nubla el juicio. Está cansado.
El peliverde se adentra sus espaldas, el ambiente sigue tenso, pero Izuku parece querer seguir adelante con lo que se trae entre manos. Mira alrededor, caminando por sobre la alfombra del living y deteniéndose en el cuadro del conejillo que Sero le obsequió hace un tiempo.
"Es un lindo cuadro, ¿Dónde lo compraste?" pregunta casual, como si no le hubiese hecho una escena en esa pequeña pastelería hace una media hora atrás.
"Sero me lo ha dado." Katsuki camina hasta su lado, observando el cuadro en silencio. Luce resignado, pero no es estúpido, sabe perfectamente dónde Izuku quiere llegar pidiéndole venir a su nuevo hogar y ese papel de tonto inocente que juega no le agrada en lo absoluto.
Si algo desea prefiere que se lo pida de frente, no hay necesidad de hacer más largo este infierno. Izuku no sabe disfrazar sus intenciones, al menos no con él.
"Luce costoso, en realidad todo aquí lo hace. Es un lindo lugar." Izuku habla con cordialidad, como si Katsuki fuese un amigo lejano. El rubio no tarda en notar el temblor en sus manos, está nervioso, es obvio. Sólo es Izuku después de todo, le sigue conociendo lo suficiente como para notarlo.
"¿Por qué querías venir a mi casa?" pregunta Katsuki mirándole fijo, su semblante es serio e Izuku se siente algo intimidado. Al rubio la pregunta le parece tan estúpida que se siente tonto de sólo preguntarlo, ya sabe la respuesta.
"Uh, quería ver como vives, ya sabes..."
Katsuki pone los ojos en blanco por un segundo, las intenciones de Izuku son evidentes, es ridículo. Todo lo que hace es ridículo, desde el mensaje de texto hasta las lágrimas pidiéndole quedarse con él en la cafetería. El rubio estira su brazo, tomando el rostro de Izuku desde las mejillas para conseguir que le mire al rostro.
De pronto el ambiente se tensa.
"No me mientas." Habla con seriedad, Izuku se siente intimidado por la oscura mirada rojiza que tantas veces ha tenido sobre sí mismo.
"Ya te lo he dicho." Murmura haciéndose el tonto, evitando pronunciar las palabras una vez más.
"Habla." Ordena Katsuki, apretando un poco más las mejillas del pecoso, que sólo hace una mueca de incomodidad ante el apretón.
"Te extraño." Dice en un susurro, sosteniéndole la mirada. Katsuki no cambia su semblante, pero en el fondo disfruta esas palabras; el también le extraña, un montón. "Pero no puedo perdonarte." Agrega después, con una pizca de vergüenza en su tono de voz.
Katsuki no lo entiende del todo, no logra comprender cómo es que Izuku es quien debe perdonarle a él después de las cosas que él hizo, pero no va a preguntar, no le interesa escuchar más de la misma victimización de siempre.
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Chico Bonito // BKDK
FanfictionIzuku Midoriya, universitario; un chico inusual. Un chico bonito. ¿Serán sus traumas? o quizás sólo el rechazo social; realmente no se sabe, pero Izuku es extraño. Obsesivo, sin embargo, inofensivo. Aún así muy inusual, tristemente no en el buen s...