Chico Bonito // BKDK

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La mañana del día siguiente Izuku se disculpó por las cosas que había dicho, y es que a veces olvida que no está en la agencia hablando con alguno de los encargados. Katsuki le entendió y aceptó sus disculpas, después de todo Izuku estaba ebrio, él no es así usualmente. Además, el rubio no podía evitar, pero sentirse un tanto culpable por haberlo hecho llorar. Solo bastaban un par de lágrimas para que Katsuki se doblegara ante él, y es que es débil ante el recuerdo de un frágil Izuku universitario. Su chico ha sufrido tanto que no desea verle llorar más, es casi una relación de amor y odio la que tiene con esos ojos cubiertos en lágrimas. Los adora y a la vez aborrece verlo herido.

Después de esa conversación Katsuki no volvió a mencionar el tema de viajar a visitar a Sero. Izuku tampoco lo hizo, nunca solicitó una semana, nunca llamó a los Bakugo para consultarlo. Eso hacía molestar un tanto a Katsuki, pero no quería ver lágrimas de nuevo, es débil cuando se trata de Izuku, así que solo decidió callar, guardándose sus quejas para sí mismo.

Sero se entristeció ante la negativa de Katsuki, pero habrán otras oportunidades en donde puedan verse, ¿no?. Le comento sobre Shoto, que a pesar de que habían transcurrido un par de años seguía ahí, a su lado como una lapa. De hecho, Shoto y Sero vivían juntos en Paris.

Tristemente el pelinegro nunca aprendió a amar a Shoto, simplemente le permitía ser parte de su vida, de todas formas, el trastornado heterocromático no pide más; es feliz así, aunque si se ha vuelto algo posesivo con el trascurso del tiempo.

Sero no ejerce como abogado en Paris, solo se ha dedicado a invertir en propiedades y ha logrado hacer una buena carrera de eso; mientras tanto Shoto no hace mucho. Nunca quiso entrar a estudiar, pero con tanto tiempo libre en casa de Sero si se ha ocupado de encontrar algún que otro pasatiempo; no es como que tenga la necesidad de trabajar, pues sus padres le envían exuberantes cantidades de dinero cada vez que lo necesita. De hecho, tiene más de una propiedad a su nombre a lo largo del continente, pero prefiere quedarse ahí, a la derecha de Sero, quien si bien no le ama si le ha aprendido a apreciar y soportar con el tiempo. Es más, parte la familia de Shoto agradece que Sero le permita estar a su lado. Al menos así se aseguran de que no se meta en problemas.

Shoto sigue su terapia desde casa, pero en realidad no es como que algo cambie genuinamente en él. Pareciera estar en paz, pero solo bastaba un pequeño desacuerdo para que perdiera su juicio y se desquitara con Sero en casa, cuando discutían Sero se convertía en un saco de boxeo, por suerte Shoto no es tan fuerte como Sero, así que cuando las cosas sobrepasan el límite Hanta es capaz de contenerle. El pelinegro está acostumbrado, no es como que Suki -su exnovio- haya sido una persona fácil de llevar, solo que Shoto es algo más difícil aún, es más que violento, a menudo roza lo enfermizo. Pero a Sero le entretiene eso, le gusta un poco esa actitud maniaca.

Le dan igual los golpes, le excita la violencia, a pesar de que él no la ejerce... Al menos, no físicamente.

Sero retomó su terapia, pero parte de su personalidad sigue siendo igual de retorcida. Sólo le ha servido para madurar. Ahora en retrospectiva es capaz de notar cuán mal partido siempre ha sido. Sabe que es alguien difícil de amar después de todo, así que se conforma con Shoto, quien sólo se contenta con unas cuentas migajas de atención, compañía y buen sexo.

...

Julio ya se aproxima y el cumpleaños número 25 de Izuku también. Katsuki estaba organizando junto a su novio una pequeña celebración de cumpleaños tal y como él lo deseaba. En la azotea del hotel, solo con 15 invitados y con unos cuantos lujos ahí y acá, después de todo, el peliverde ya está acostumbrado a este tipo de vida. Izuku desea y Katsuki provee como un perrito amaestrado; así rentó el servicio de coctelería más lujoso que encontró disponible y un par de populares decoradores para ambientar el lugar.