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Aquella noche Sero le acomodó la habitación de invitados a Katsuki, quien no rechistó incluso con lo desagradable que Shoto era con él. Sero se disculpó por el comportar de Shoto, explicándole que con los años sólo se ha vuelto más desvergonzado a la hora de decir las cosas, pues el chico mucho filtro nunca tuvo y dejar la terapia intensiva sólo acentuó más su extraña personalidad.

Para el rubio fue fácil notar que las cosas que Sero había dicho de Shoto eran ciertas, las piernas del heterocromático lucían magulladas, las vendas envolviendo uno de sus muslos resaltaban sobre su piel. Fácil era notar los cortes y quemaduras de cigarrillos en sus brazos, claramente no se avergonzaba, estaba acostumbrado a mostrarlas y no le importaba. El poco tiempo que logró compartir con ellos notó más o menos la dinámica de su relación, en donde Shoto se comportaba como un dictador y Sero a menudo intentaba limitarle, sin en realidad prestarle la atención que el chico demandaba.

"Quiero tomar un curso de arte." Le dice Shoto, sentado sobre la alfombra de la sala de estar mientras Sero enciende un cigarrillo en el balcón.

"Tomaste uno hace un año y lo dejaste."

"Quiero tomar uno en el centro de arte acá."

"Estás loco, no." Sonríe Sero sin tomarle en serio, conociendo los reales motivos de Shoto para ir a ese centro, pues su ex imparte cursos ahí.

"Quiero saber por qué te gusta tanto." Dice el bicolor algo irritado, Sero sólo exhala el humo apoyándose en la baranda de metal del balcón, mientras le mira desde ahí, acostumbrado a estas discusiones.

"Ven conmigo." Le dice con un gesto invitante, y Shoto se pone de pie en seguida, caminando hacia él.

Sero sonríe cuando le tiene cerca, apaga su cigarrillo y lo deja sobre un cenicero antes de acariciar la mejilla de Shoto. "Eres tan lindo" sus dedos acarician su piel con cuidado, suben hasta su frente y luego hacia su cabello, haciéndolo a un lado para descubrir su mirada y la piel quemada de un costado del rostro. 

El heterocromático le mira en silencio, sin alterar su semblante, pero dejándose acariciar por el pelinegro con suavidad.

"Sé un buen angelito para mí, ¿sí?" susurra el pelinegro con una pequeña sonrisa de medio lado dibujada en su rostro. Sus ojos negros observándole atento. 

"¿Por qué le amas tanto?" pregunta Shoto en un tono de voz más bajo, ignorándole. Claramente molesto por los sentimientos de Sero por su exnovio. 

Sero se encoge de hombros sin tratar de contradecirle y luego se acerca cauteloso al rostro de Shoto para besar sus labios con lentitud. "No tengo idea." Murmura sobre sus labios, antes de volver a besarle, lento y suave. Shoto se deja besar al instante, cerrando los ojos.

Katsuki observa la escena desde lejos, entre el beso Sero abre sus ojos y mira en dirección a Katsuki, sin una pizca de sentimiento en esos oscuros orbes. Sero no ama a Shoto, se nota a leguas, pero Shoto parece aceptarlo.

Su amigo nunca dejará de ser un bastardo manipulador después de todo. Ahora entiende bien cómo es que su relación con Todoroki funciona, ambos están algo fallados después de todo, pero Sero sabe tratar bien con él. Lo nota por cómo a pesar de haber admitido en su rostro amar a alguien más Shoto le permite moldearlo a su gusto, tomar su cintura con fuerza sobre esa holgada polera y besarle con ese nivel de posesión que sólo Sero puede fingir sin un sentimiento de por medio.

...

Katsuki quedó encantado con el lugar de Sero, así que no tardó mucho en tomar la buena decisión de comprar uno de los apartamentos en el mismo edificio, sólo que un par de pisos más arriba para no tener que toparse a el par de chicos día tras día. Cuando le dieron su apartamento sin amoblar una extraña sensación de vacío le llenó. Lo único que resaltaba en color dentro de esas grandes paredes blancas era el cuadro que Sero le regaló, un gran cuadro en óleo pintado sólo en tonos verdes y rojos, un pequeño conejillo rojizo en un bosque pintado de verde. Horas pasó mirando ese único cuadro dentro del silencio de su nuevo hogar. El verde rodeando aquel conejillo silvestre le hace sentir pequeño, insuficiente, nostálgico, triste. Pues todo le recuerda a un Izuku distinto al que alguna vez le confesó su amor entre lágrimas, asustado de que en alguna eventualidad le dejase.

Chico Bonito // BKDKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora