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Katsuki ha ignorado los mensajes de Kirishima y Kaminari. De hecho, la mayor parte del día mantiene su celular en modo no molestar, así las notificaciones ni las llamadas le desconcentrarían de su natural tristeza. Sero le ha llamado últimamente más de lo normal, pero tampoco ha querido hablarle. No está de ánimo, no tiene las energías para lidiar con él.

Es una lástima no poder bloquear a Shindo de su vida, pues al vivir con él tiene que soportarle a diario, con esos intentos infantiles y mal encaminados que insistentemente lanza al viento para subirle el ánimo o llevárselo a la cama. Al parecer es más común de lo que creía el intentar solucionar problemas con sólo sexo.

Eso sólo le trae más nostalgia y agonía.

Ya ni siquiera tiene ánimos para ir a trabajar, pero parece ser la única via de escape que tiene. Sólo ahí puede apagar su cerebro por un minuto y dejar de escuchar a Izuku diciéndole tan feas verdades. El que nunca fue amado resultó ser él; el payaso de esta historia sigue siendo él. Increíble.

Debería estar triste, pero más que triste está callado, sólo, deprimido. Silenciado por el abismal peso de la realidad que el peliverde le ha lanzado encima. Ya perdió el instinto de supervivencia que le impulsaba a quitarse ese peso de encima; ese instinto sólo salió a la luz en ese patético intento de mantener a Izuku a su lado una vez más; ni siquiera como su pareja, sino como un sucio amante de noches solitarias.

Asqueroso, no puede ni siquiera mirarse el rostro sin sentir vergüenza de su existencia.

Nunca creyó que morir de amor se sintiese así, tan paupérrimo, tan inhumano. La humillación ya ni siquiera le eriza la piel; ya la aceptó y aprendió a vivir así. Como un tonto iluso que ha caído en el enigma Izuku hasta que la vida misma le consumió. Quizás una parte de él también le entiende; claro que si. Justo esa parte en donde Izuku le confesó lastimeramente que hubiese preferido vivir en la ignorancia de su demencia, en la inocencia, en la estupidez. Él también lo hubiese preferido, hubiese adorado seguir engañado, creyendo que era amado por el pecoso, creyendo firmemente en ese futuro de escarcha que le cosquilleaba el estómago al cerrar los ojos antes de dormir. Su linda casa, con el sillón color oliva, con niños y una mascota. Envejecer juntos a un costado de la chimenea, bebiendo café y leche de fresa mientras los niños disfrutan de su colección de cds de Audioslave.

Sus ojos lagrimean en piloto automático sin siquiera esforzarse.

La idea de la vida después de la muerte le atormenta, no sabe si realmente quiere vivir en el próximo plano. Pues sólo desea descansar... Mentira. Desea la inexistencia, no quiere nada mas que ir hasta el fondo. Desaparecer del rastro. Caer en una zanja, golpearse la cabeza y que nadie nunca le encuentre.

Encontrarle entristecería a sus padres, no quiere hacerles sufrir, pero a quien engaña; sufrirán de todas formas con la egoísta decisión que ha tomado. No es como que la muerte no haya rondado su cabeza antes. Aún cree que es un error estar vivo, pues si hubiese logrado morir en su primer intento las cosas serían mejores. El hecho de que siga vivo prueba que realmente dios no existe, pues la gente se esfuerza en afirmar que todo pasa por algo y que las cosas son realmente siempre para mejor, pero haber sobrevivido al alcohol y las pastillas no le han dado nada bueno. Katsuki no concibe la idea de que este sea el plan de algún dios piadoso. No, es imposible. O quizás... Dios existe y Katsuki sólo es un hijo indigno de la vida misma, no es un ser humano, es menos que eso, por eso dios no se ocupa de él. No es digno de ser humano para dios.

Escoria humana, que con una buena familia, dinero, salud y amigos no ha sido capaz de ser feliz. Realmente es patético si es que lo piensa de esa forma. ¿Realmente moriría por un chico trastornado? Pues claro. Así de débil es y esta más que harto de pretender lo contrario.

Chico Bonito // BKDKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora