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Jungkook odiaba que la gente tocara lo que le pertenecía. Pero también es verdad que en ocasiones quisiera dejar de ser tan impulsivo y pensar mejor las cosas. Su cuerpo entero se calienta, la sangre le hierve, lo único que logra ver es odio puro, junto al deseo de matar a la gente que se atreve a entrometerse en su camino.

Su impulsividad mezclada con el alcohol dentro de su organismo, no son una buena combinación. La mayoría de las locuras que ha hecho ocurren cuando se encuentra en ese estado, haciéndolo cometer candidates de errores irreparables.

¿Cómo se había atrevido a puntar a quema ropa a un amigo de Taehyung?, Aquel acto iba contra las reglas de su organización, no puedes amenazar o matar a alguien fuera de Ge-On. Y no es que le importara el enano, pero actuar de esa manera solo lo dejo mal parado, haciéndolo ver cómo un completo loco inseguro e inestable. Desde la muerte de su padre Jungkook ha sido autosuficiente y le estaba jodiendo la cabeza, que un chamaco pudiera manejar su vida a su antojo, sin que el siquiera se haya podido dar cuenta.

Existe un dicho que dice: "Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad". Jungkook inhalaba su miedo para sacarlo como odio en modo de defensa al no tener una mínima de idea de como manejar sus emociones. El alcohol logro sacar sus inseguridades a flote, tenía miedo de perder a Taehyung, pero le hizo falta valentía para sincerarse con él.

Jungkook a pesar de aparentar ser un chico malo, intocable y fuerte, por dentro no era más que un niño al cual le habían arrebatado a su padre a temprana edad y no solo eso, enfrentó a sus supuestos asesinos; los mato, para después recibir otro golpe a media cara con el abuso y muerte tortuosa de su hermana. Creció sin amor y por consecuencia colocó barreras a su alrededor convirtiéndose en alguien cauteloso. Lina nunca lo apoyo, mucho menos lo consoló, entro a un mundo de asesinos y drogas, siendo un escuincle.

Al principio se trataba solo de alcohol, después drogas y cuando aquello ya no fue suficiente para olvidar la perdida de su padre, mando buscar a sus asesinos y solo al tener su vida entre sus manos pudo sentirse satisfecho. Jeon se dejó consumir por el bajo mundo, él ya no tenía una esperanza de vida, mucho menos ganas de vivirla. No cuando ya no tenía nada.

Eso era antes de Kim Taehyung.

Su vida cambio drásticamente al conocerlo; su precioso, la luz de su infierno, su ave enjaulada... Desde de su llegada Jungkook ha sido capaz de sucumbir ante sus sentimientos, Taehyung le dio color a su vida, que ahora el simple hecho de estar sin él o que le pase algo malo le quema el alma.

Taehyung le ha enseñado a perdonar, amar y quizá solo se trate de un amor inventado a base de esas dulces miradas, esos besos llenos de suspiros y pasión derramada. Pero para Jungkook era lo más bonito que tenía.

Azotó la puerta con fuerza, aventó el casco y las llaves a algún lugar del departamento, tambaleándose por el pasillo hasta llegar al baño, aún ebrio abrió el grifo de la tina y sin ser capaz quitarse la ropa se metió dejando que el agua fría envolviera su cuerpo, puso música, saco un cigarrillo inhalando el tabaco con fuerza, aún con lágrimas corriendo por sus mejillas.

- Maldita seas Jungkook, dejaste que un chiquillo se apoderará de ti... -rie amargamente- ¿Qué se supone que harás estúpido?, Te tiene en sus manos

Jungkook no era más que una simple marioneta, se creía inteligente pero fue él mismo quién le había otorgado todo el poder. Porque si su precioso le había dado sentido a su vida, con la pelea en su departamento pudo darse cuenta que el mismo Taehyung se lo quitaría.

- Precioso...

Taehyung era su gran tesoro, su mayor descubrimiento, fue él quien extendió sus alas con la profanación del pecado. Jungkook moriría por él, siendo consciente que en el final de los tiempos se reencontrarían en el infierno, porque si no podían ser felices en vida, lo harían en el más allá.

Mas de lo que aposté ||KookV||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora