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Mientras Hoseok manejaba no pudo evitar mirar por el espejo retrovisor. Los dos eran un completo desastre llenos de golpes, heridas y sangre seca. Taehyung sostenía a Jungkook entre sus débiles brazos mientras él se encontraba recostado sobre su pecho con los ojos cerrados ante las caricias del menor en su cabeza, lloraba en silencio, uno donde solo quien lo tuviera así de cerca lo sabría, pero Hoseok lo conocía de toda la vida y también se pudo dar cuenta. Una vez más no podía evitar sentirse extrañado por su actitud; la última vez que vio llorar a Jungkook fue en el entierro de su padre, ni siquiera lo hizo cuando se enteró de la muerte de su hermana. 

- Llama al hotel -ordena Kim sereno- diles que tengan la puerta trasera lista para que entremos, si llegamos todos manchados de sangre levantaremos sospechas innecesarias

- Si...

- No quiero cabos sueltos Hoseok, que apaguen las cámaras y se aseguren que nadie esté fuera de sus habitaciones

Hoseok hizo lo que le ordenó, ante sus ojos Jungkook lucía tan vulnerable, incapaz de matar una mosca, siendo él ahora quién se veía débil, frágil e indefenso al lado de Taehyung, quién ni siquiera parpadeaba mirando a un punto fijo, queriendo saber que era lo que realmente pasaba dentro de su cabeza ahora.

Al llegar al hotel Hoseok les abrió la puerta, Taehyung fue el primero en bajar, ayudando a Jungkook a salir.

- Cubrelo -le entrega su saco- y esto es para ti -Taehyung asiente- así no se notará la sangre, me informaron que ya está todo en orden para que entren por atrás justo como lo ordenaste 

- Entremos entonces

Hoseok los guió, el frío de la noche les abrazaba el cuerpo por completo, todo transcurría tan rápido, les abrió la puerta, no había ni una sola alma cerca más que los mismos guardias que los habían acompañado desde de Corea.

Mientras subían por el elevador, Taehyung tenía la boca seca por los nervios, que los vieran podría ser el principio del final, no era para normal entrar todo manchado de sangre, golpeado y a las horas de la madrugada, mucho menos tratando de cubrir el rastro.

Jungkook tenía la mirada perdida, Taehyung y Hoseok continuaban incrédulos ante su rostro lleno de lágrimas silenciosas, lo más raro era que ni siquiera se molestaba en ocultarlas.

Los tres salieron del elevador caminando hasta la puerta del cuarto.

- Hasta aquí llegó yo -Taehyung asiente- si necesitas algo solo márcame, estaré en mi cuarto -asiente de nuevo-

Hoseok miro a Jungkook una última vez entre una mueca de lástima, no sabía lo que había pasado en aquel bosque pero tenía una vaga idea de ello por los golpes que tenía Taehyung en la cara y los tres cadáveres asesinados sin piedad, si él pudo imaginarse la escena, verla y vivirla debió de ser duro para Jungkook.

- JK... -no responde- oye, solo quiero que sepas que todo quedó limpio, será como si nada hubiese pasado

Pero Jeon no le respondió y mucho menos lo volteo a ver, porque para él si paso algo y Taehyung era la más viva imagen.

- Cuida de él Taehyung

- Lo haré... Gracias

Con un intento de sonrisa Hoseok dio media vuelta para marcharse dejándolos al fin solos.

Taehyung aseguro la puerta por dentro, al girarse Jungkook se encontraba en media de la recámara tal cual estatua. El silencio del lugar no se comparaba en lo más mínimo a todo el ruido que los dos tenían dentro de su cabeza.

Para Jungkook las súplicas de Taehyung se repetían una y otra vez, junto a la imagen de ese asqueroso encima de él y después sobre su hermana; su cabeza lo traicionaba de manera ruin, cambiando a Taehyung por el cuerpo de Jeongyeon. La sensación de estar matando a los hijos de puta, haciendo un estúpido intento porque al menos pagarán el daño que les habían hecho. Tenía las manos rojas, manchadas de sangre; la impotencia se presentó, porque el matarlos no la traerían de vuelta y tampoco haría que Taehyung olvidará lo que le habían hecho.

Mas de lo que aposté ||KookV||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora