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Un juego de apuestas, una torre hecha de cartas a punto de derrumbarse, estrategias planteadas, que terminaron siendo echadas a la suerte; la fortuna que Jungkook tuvo al obtener a Taehyung, que importaba quedarse en la ruina, si ya lo había encontrado a él; a su precioso.

Nunca lo amo de verdad.

Jungkook en el acto más vil le hizo creer con crueles palabras, que su relación no fue más que su diversión.

¿Cómo podría culpar a Lina de su desgracia, si fue él quien coloco a Taehyung dentro de ese juego?, Jeon era conciente que aunque su acto fue para protegerlo, eso no lo convertía en un héroe; más bien lo hacía un completo desgraciado, un maldito cobarde. Sus súplicas, lágrimas y sollozos desgarradores aún retumban en su cabeza, quebrando pedazo a pedazo su corazón.

Las plumas doradas yacían regadas alrededor; las arrancó sin piedad, lo dejo caer al precipicio y no salto tras él como se lo prometió.

A blanco y negro; los colores que ahora pintan su vida: tinieblas, neblina. Su corazón late tan lento, a penas permitiéndole respirar.

El angel que le fue entregado, fue el mismo que el viento le arrebato; le hizo daño, le falló.

¿A dónde iría?, Quería ir a sus brazos, su cuerpo le pertenecía, su vida entera también; Taehyung era la única persona que amaba.

Los inviernos se convirtieron en primavera gracias a Taehyung, su sonrisa cuadrada el más cálido verano; él era su dueño ¿Y qué hizo?, Se encargó de destruirla, de convertirla en llanto; rogaba al cielo que su precioso no lo odiara.

Sobrevivir a la soledad; sin Taehyung no tenía sentido vivir, era mejor morir que estar sin él.

Pero no lo haría.

Lucharía contra sí mismo con tal de mantenerlo a salvó, no iba a dejarlo desprotegido, mucho menos dejarlo a la suerte; se mantendría lejos, lo vigilaría a distancia; por su cuenta corría que Taehyung cumpliera cada uno de sus sueños.

¿Lograría olvidar?, Por supuesto que no. Y aunque existiera la posibilidad, tampoco estaba dispuesto a hacerlo. Lo tenía impregnado en la piel, cada centímetro de su ser pertenecía a Taehyung, su corazón latía por él y aunque no merecía siquiera tener el recuerdo de su amor, era lo único que lograba mantenerlo cuerdo.

Recuerdos, sueños rotos; se entregaron en vida, cuerpo y alma sin testigos presentes, solo ellos dos amándose entre sábanas blancas, besos apasionados, miradas que lograban envolverlos en su propio universo. Y ahora el castigo de Jungkook sería fingir que nada de lo vivido ocurrió.

Perdió al amor de su vida; viviría las noches sin estar entre sus brazos y es que fue él quien le rompió el corazón, pero lo cierto también es que Taehyung se llevó su corazón junto con él.

El juego no salió como lo planeado y él era la prueba de ello. Sus ojos hinchados, su nariz roja del llanto; no lograba reconocerse, limpio sus lágrimas con coraje pues a pesar del dolor sabía con exactitud cuál era su papel en la historia; el personaje que no tiene derecho a un final feliz.

- JK...

El lugar estaba hecho un desastre: los muebles regados, cristales en el suelo; el corazón de Jungkook no era lo único roto; Namjoon fue incapaz de reconocer el departamento de su amigo.

- Es hora de irnos

Salió de entre el pasillo; Jeon traía puesto unos lentes de sol y una gorra negra junto a un par de maletas. Namjoon estaba estupefacto, Jungkook parecía tranquilo, era como si el desastre en su departamento no hablara por si mismo o Taehyung en la acera llorando no significará nada; lo que no sabía era que su amigo se estaba ahogando en su propio dolor.

Mas de lo que aposté ||KookV||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora