Capítulo 31

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RUBY BLANCHET

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RUBY BLANCHET

Me desperté al olor de unas crepes y no pude evitar abrir los ojos de golpe.

Ese dulce olor me hizo salir de la cama. Tomé un gran respiro antes de levantarme por completo. Fue entonces cuando recordé todo lo sucedido y en donde me encontraba.

No había estado en este apartamento en meses, desde lo sucedido con aquellas fotos. No había sido un lugar seguro para mí y no estaba segura de que lo fuera una vez más. Después de lo sucedido se habían cambiado los códigos y la seguridad del lugar, pero seguía sin sentirme segura aquí.

Había dormido bien por el cansancio, pero ahora volvía a encontrarme nada segura en esta habitación.

Salí con rapidez entrando al salón y a la cocina, en donde Cassian estaba cocinando.

Me detuve en mi lugar observándolo. Estaba de espaldas cocinando y podía decir que era la mejor vista de la mañana.

Podía ver los músculos de su espalda y brazos moviéndose mientras trabajaba en la comida. Ahora era cuando hubiera deseado que no tuviera puesta una camiseta. Me hubiera gustado ver esa espalda desnuda.

De repente recordé que anoche no había tenido una camiseta puesta. Solo los pantalones de Roy, los cuales tampoco llevaba puesto. Llevaba otros, ¿de dónde había sacado esta ropa?

Antes de que pudiera preguntar o pensar en la respuesta Cassian habló, aún de espaldas.

—He cocinado lo poco que había en la cocina y lo que aún no se había expirado — dijo mientras apagaba el fuego de la cocina —. No pude ir a comprar más cosas, pero lo haré más tarde.

Se giró con una sartén en la mano. De inmediato reconocí lo que había en ella y mi boca se hizo agua al ver el bacón bien hecho.

—No sabía que cocinas — dije mirándolo a esos ojos electrizantes. Por poco voy a besarlo al ver su aspecto.

Tenía el pelo desvelado, como si hasta él se acabara de despertar, aunque su parte de la cama había estado fría cuando me desperté. Toda su cara era de recién despertado y era demasiado atractiva.

Lo hago, a diario, aunque en la mansión no pude hacerlo. Supuse que era hora de volver a ello — dijo dejando el bacón en un plato —. Siéntate y come, por favor. Necesitas alimentarte.

Se volvió a dar la vuelta dejando la sartén en el lavaplatos. Yo miré la mesa en la que había crepes, bacón, tortillas, fruta y zumo de naranja como leche y té.

Mis piernas fueron a tomar un asiento y esperé hasta que Cassian tomó un asiento al otro lado para comenzar a servirme.

Me dio igual si se me notaba lo hambrienta que estaba, necesitaba probar todo cuanto antes y llenar mi barriga hasta explotar.

Empecé por orden, sirviéndome tres tortillas y empezando a engullirlas sin respirar. Cassian fue más lento que yo a la hora de comer, pero no me dijo nada, no me juzgo, no me dijo que fuera más despacio. Me dejó comer tranquila. Sabía que él no me iba a juzgar.

El protector [+18] ©  - Nueva VersiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora