Capítulo 9

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RUBY BLANCHET

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RUBY BLANCHET

Era viernes por la noche y faltaban alrededor de tres horas para encontrarme con Leslie y Roy, los que me iban a esperar en la dirección que les había pasado. Afuera ya había oscurecido y yo me encontraba en la cocina con Bernie, preparando té.

Por una vez había conseguido que Cassian no me siguiera a todos lados y todo fue gracias a que le dije que necesitaba mantener una conversación privada con Bernie. Aunque creo que lo que sucedió anoche tenía algo que ver en que Cassian me haya dado mucho tiempo a solas hoy cuando no estaba en mi habitación.

Lo de la conversación con Bernie era mentira, no había nada privado que discutir con él, solo le había dicho que si podía ayudarle a hacer el té para esta noche. Él había aceptado sin dudar, pues muchas noches me quedaba con él para hacer el té.

Esta noche estaba preparando dos tés, uno para mí y otro para mi guardaespaldas. Bernie se hacía el suyo. Bueno, se lo estaba tomando ya, él tenía que irse a la cama en unos minutos así que era rápido con su té.

—¿No quieres que te ayude a llevar eso al salón?

Miré a Bernie con una media sonrisa.

—No, tranquilo, yo puedo con los dos.

—Está bien pedir ayuda de vez en cuando.

—Bernie, son unas tazas de nada, no necesito ayuda en esto.

Solté una pequeña risa para disimular que por dentro estaba nerviosa. Tenía que echarlo de la cocina para poder hacer lo que debía de hacer.

—Ve a dormir, estaré bien.

Me miró por un segundo y yo le sonreí más todavía. Bernie asintió dedicándome una dulce sonrisa.

—Buenas noches Ruby.

—Buenas noches Bernie.

Dicho eso salió de la cocina sin sospechar nada, yo me di la vuelta con rapidez y saqué el pequeño bote que tenía en el bolsillo de mis pantalones. Lo abrí y tomando una enorme bocanada de aire eché dos gotas a la taza. Me quedé mirando la taza por unos segundos.

Eso no iba a ser suficiente.

Eché dos gotas más.

En cuanto escuché unos pasos dirigiéndose a mi dirección comencé a entrar en pánico y escondí el pequeño bote detrás del tarro de azúcar.

—¿Qué haces? — su voz me hizo saltar en mi sitio.

Tragué en seco y me giré a mirarlo sin una pizca de preocupación en la cara.

—Preparar el té — respondí disimuladamente y sin que se notase tomé una cuchara para mezclar su té.

—¿Y Bernard? — preguntó acercándose a mí.

El protector [+18] ©  - Nueva VersiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora