RUBY BLANCHET
—Esto es una pérdida de tiempo. — Volví a quejarme —. No harán nada, son unos incompetentes.
—Lo harán, confío en ellos — me dijo mi padre.
Lo miré de reojo.
—¿Por qué? ¿Por qué eres el Primer Ministro?
—No, porque es su trabajo hacer algo.
Decidí dejar de discutir con él sobre este asunto ya que no iba a cambiar de opinión por mucho que insistiera. Ahora mismo nada podía hacerlo cambiar de opinión.
Nos encontrábamos en la estación de policía en París, exactamente en el despacho del comisario.
La razón de ello se debía a que recientemente había recibido cartas anónimas de amor. Bueno en los ojos de la persona que las había escrito parecían cartas de amor, para mi no lo eran.
No les había prestado mucha atención –ni a los regalos que me había enviado– ya que al ser la hija del Primer Ministro estaba acostumbrada a las personas que intentaban ligar conmigo. Algunas eran por la fama, otras por sólo llevarme a la cama. Siempre los había ignorado, pero desde hace unos días esto se ha convertido en acoso.
Mi miedo comenzó tres días atrás, cuando recibí tres fotos de un número desconocido. Las fotos eran de mi, en mi casa, durmiendo y otras en el baño, desnuda. Ahí fue cuando me asusté de verdad y decidimos contratar más seguridad, cosa que en otro momento me hubiera molestado ya que la seguridad no te daba tanto espacio para respirar, pero en estos momentos era necesaria.
No quise llevar esto a la policía porque yo sabía que no eran capaces de llegar al fondo del asunto tan rápido, tampoco confiaba mucho en ellos, nunca lo había hecho.
Al principio mi padre también estuvo algo de acuerdo conmigo, creo que era el hecho de que otra persona viera esas fotos mías.
La policía necesitaría los mensajes para intentar rastrearlos así que eso implicaría más personas viéndolas cosa que a mi padre no le gustaba y a mí tampoco. Su mente cambió esa mañana cuando me intentaron secuestrar.
Sí, así era. Esa misma mañana estaba en el centro comercial con Leslie –mi mejor amiga– viendo algunas tiendas y en cuanto di un paso para entrar a un probador alguien me tomó por detrás, tapando mi boca y ahorcándome con la otra mano. Su intención había sido secuestrarme, pero yo no le había dado un camino fácil para ello.
Empecé a luchar contra el individuo, mordí su mano y pataleé sus pelotas para luego hacer mucho ruido y atraer la atención de todo el mundo. En cuanto mis escoltas se acercaron el hombre desapareció de inmediato.
No le había visto la cara ya que llevaba un pasamontaña negro, iba vestido entero de negro, también llevaba guantes, seguro para no dejar ninguna huella. Aunque no había visto nada de piel, sabía por su estatura, forma de caminar y manos que se trataba de un hombre.
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El protector [+18] © - Nueva Versión
RomanceRuby Blanchet es la hija del primer ministro de Francia. Su vida cambia cuando empieza a recibir cartas anónimas de un admirador secreto, el cual acaba por convertirse en un acosador cuando entra en su casa y le hace fotos mientras duerme. Ella est...