Capítulo 35

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CASSIAN MADDOX

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CASSIAN MADDOX

Cuando Ruby me dijo que le gustaba la comida que hacía algo en mi se encendió. No había cocinado para nadie que no fuera mi madre. La única persona que me había dicho que le gustaba mi comida fue mi madre y al principio pensaba que lo decía porque era mi madre. Ahora que Ruby me lo había dicho estaba mucho más decidido cocinar para ella. Lo haría todas las veces que fuera posible solo para ver ese placer en su cara al probar algo que había hecho.

Esta noche había decidido cocinar dos platos, uno del país en el que nací y en el cual aprendí a cocinar y otro de este país. Un plato que sabía que a ella le gustaba. La había escuchado hablar de ello con Bernie una tarde.

Me había dado cuenta de que siempre había estado tan pendiente de todo lo que decía o hacía y no creo que fuera solo por mi trabajo.

Una hora más tarde había terminado de cocinar todo lo que había pensado. No costó mucho ya que era como respirar para mí, lo hacía sin pensar y en un abrir de ojos lo había terminado todo.

Estaba preparando la pequeña mesa del pequeño salón cuando la puerta de su habitación se abrió y Ruby salió por la puerta.

Mis ojos se detuvieron en su cuerpo primero, sin poder evitarlo. Llevaba unos pantalones cortos y anchos para estar por casa, llegándole a la mitad de los muslos. Se había puesto una camisa larga como con la que durmió la noche en la que estuvimos en su viejo apartamento. Llevaba unos calcetines blancos medio largos y de lana.

Los dos habíamos pensado en estar cómodos en la cena, ya que no lo habíamos tomado como algo extravagante. Yo me había puesto unos pantalones de algodón negros y una camisa de manga corta del mismo color. Ropa para estar cómodamente en casa.

Mis ojos subieron a su cara dándome cuenta de que tenía el pelo algo mojado, indicando que se había duchado hace nada. Noté como su melena estaba más larga, casi acariciando su trasero. Una imagen se me vino a la cabeza, pero la borré antes de que una erección creciera en mí de nuevo.

Odiaba lo mucho que me estaba pasando eso con ella, especialmente porque todas las veces que la he tenido no he podido deshacerme de ella de la forma en la que quería.

—He olido algo delicioso y he salido cuanto antes de la habitación. Mi estómago me lo pedía a gritos — dijo acercándose a mi con una sonrisa.

La tomé de la cintura sin pensarlo y la besé de inmediato. No profundicé el beso, me controlé y me separé de ella.

—Todo está listo — le dije apartando una de las sillas de la mesa —. Señorita Blanchet.

Le indiqué que tomara asiento. Ella sonrió rodando los ojos, pero se sentó.

Fui a la cocina en donde dejé la primera comida. Traje los de cada uno, poniendo uno enfrente de ella y otro en mi lugar.

—Se llama Frittatensuppe, una comida tradicional Austriaca y unas de mis favoritas —. Tomé asiento mientras le contaba de que se trataba.

El protector [+18] ©  - Nueva VersiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora