CASSIAN MADDOX
Habían pasado cinco horas desde que entramos al lugar. Ruby y Mel se habían dedicado a dar de comer a todos los perros y a jugar un largo rato con cada uno de ellos. En todas estas horas yo había quedado en segundo plano, creo que a las dos se les había olvidado mi presencia ya que en ningún momento se habían dignado a mirarme o a hablarme.
No me molestó, agradecía no estar involucrado en todo esto ya que no sabría tratar con la situación. Decidí sentarme en una de las sillas de la habitación y pedirle a Richard información sobre Melinda Durand. Este me la paso en unos minutos. No había nada malo, era una chica muy correcta, con notas sobresalientes y una vida tranquila.
Cuando terminé de investigar, y ver que todo estaba bien, revisé todos mis mensajes. La mayoría eran de Simon, diciéndome que me pase mañana por la noche con Ruby a cenar. Le dije que no podía porque Ruby estaba ocupada. La gala benéfica era mañana en la noche, su padre llegaría esta noche y mañana nos iríamos juntos a la gala.
Simon puso otro día para la cena, pero yo dije que no, él siguió insistiendo hasta que le dije que hablaré con ella. Probablemente no lo iba a hacer, por mucho que quiera volver con ella al restaurante de Simon, sé que no debería de volver a llevarla ahí.
Estaba respondiendo un mensaje de mi madre cuando sentí que algo había rozado mi pierna. Aparté la mirada del móvil para ver mi lado izquierdo y descubrir una pequeña bola negra mirándome desde el suelo con sus ojos grandes y brillosos. Era un Samoyedo y lo sabía porque eran los favoritos de Ruby, lo había escuchado mientras conversaba con Mel.
Este era un recién nacido, parecía tener alrededor de cuatro meses o menos. Era bastante pequeño, pero la mata de pelo que tenía lo hacía parecer grande. Me miraba fijamente y yo no entendía qué es lo que quería. Si quería mimos yo no se los iba a dar.
Lo iba a apartar, pero él se tumbó encima de mi pie y fue imposible hacerlo. El cachorro cerró los ojos para disponerse a dormir y yo solo me quedé observando. Decidí dejarlo estar, no me molestaba el hecho de que usara mi pierna como almohada, mientras no me pidiera mimos o algo parecido podría soportarlo.
—Veo que a Talos le gustas y eso es raro ya que se asusta de cualquier desconocido — dijo Ruby llamando mi atención. — Pero a ti parece no gustarte él, de hecho, no te gusta ningún perro.
Esbozó una sonrisa como diciendo 'Te pillé'
—Mentira, sí me gustan. — No sé ni porque seguía con la mentira. Era más fácil decir que no, pero por alguna razón no quería decirle eso.
—Vale, entonces ayúdame con Talos. Tenemos que irnos en una hora ya que a parte de los guardias nadie puede estar aquí después de las nueve de la noche. Algunos perros necesitan un corte y esto lleva un rato, el pequeño lleva sin ser bañado desde hace dos semanas, así que estaría bien hacerlo ahora y ya que estás aquí puedes ayudar y así terminamos antes. A no ser que no te agrade la idea.
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El protector [+18] © - Nueva Versión
Roman d'amourRuby Blanchet es la hija del primer ministro de Francia. Su vida cambia cuando empieza a recibir cartas anónimas de un admirador secreto, el cual acaba por convertirse en un acosador cuando entra en su casa y le hace fotos mientras duerme. Ella est...