Capítulo 6

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RUBY BLANCHET

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RUBY BLANCHET


Una de mis actividades favoritas era salir a la terraza que tenía detrás de mi casa y quedarme ahí durante horas. A veces entraba al jardín-laberinto, pero la mayoría de veces me sentaba en una de las sillas o en el mismo suelo y me dedicaba a relajarme en silencio.

Quería hacerlo hoy, pero se había puesto a llover y mis planes fueron cambiados a estar en la sala común viendo lo primero que salía en la televisión.

Era una película de terror, la cual estaba muy mal hecha y los actores actuaban fatal, pero no había otra cosa interesante a estas horas y me había quedado sin cosas interesantes que ver en Netflix.

Había acabado con las dos listas de nombres, fue fácil ya que la mayoría eran de fuera o estaban muertos o casados, así que lo terminé en un día. No tenía mucho que hacer, a parte de planear en cómo iba a deshacerme del guardaespaldas que tenía a unos metros de mi.

Dejé de prestar atención a la película para observar al hombre que tenía cerca. Estaba sentado en uno de los sofás, dejando unos veinte metros de distancia, su mirada estaba puesta en su móvil, pero sabía que estaba atento a cualquier movimiento. Lo podía notar cada vez que tomaba mi taza de té y bebía de esta, ¿qué se pensaba que iba a hacer? ¿Meterme en la taza y escapar al país de nunca jamás?

La verdad es que me molestaba tenerlo cerca todo el tiempo cuando estaba en mi propia casa, haciendo nada.

—No necesitas estar todo el rato pegado a mí, no creo que me pase algo con toda la protección que hay aquí — le solté.

—Nuevas normas, tengo que vigilarte mientras estés fuera de tu habitación — respondió serio sin levantar la vista de su teléfono.

Gracias padre, por las normas innecesarias.

En esos momentos mi padre comenzó a bajar por las escaleras, haciendo que los dos le prestáramos atención. Llevaba una pequeña maleta en la mano y el maletín que siempre llevaba con los documentos que necesitaba, su secretario lo acompañaba desde atrás, hablando por teléfono en alemán.

—¿Te vas? — pregunté desde el sofá, de forma indiferente.

Este dejó su maleta en el suelo para acercarse a la puerta de la sala.

—Sí y me molesta que ni siquiera te levantes a saludarme.

Rodé los ojos.

—Estarás fuera por solo tres días, no por un año.

Él se cruzó de brazos adoptando su pose seria, obviamente le estaba molestando mi indiferencia. La verdad es que aún seguía enfadada con él porque había decidido brindarme con un protector que no necesitaba, pero tampoco quería que se fuera enfadado conmigo. Nunca sabía cuando podría ser la última vez que lo iba a ver, a lo mejor le podía pasar algo de camino. Quería a mi padre y no quería que se fuera enfadado conmigo.

El protector [+18] ©  - Nueva VersiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora