CAPÍTULO 34

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ALEXANDRA PEMBERTON

La cena fue maravillosa y la noche fue la mejor de todas; pero el día llegó muy rápido y tuve que regresar a la realidad...

Cuando estaba junto a Lucca el tiempo parecía ir más lento, todo adquiría un color más brillante y la vida se sentía inexplicablemente mejor, pero, aunque estar juntos, en nuestra pequeña burbuja era algo fascinante, no era algo permanente y tarde o temprano todo de lo que intentábamos huir nos alcanzaría.

Nuestros padres...

El odio entre las familias...

El negocio de los hoteles Golden que estaba por firmarse 

Y el recordatorio constante que nuestra relación estaba llena de obstáculos

Ambos intentábamos olvidar todos los impedimentos y simplemente centrarnos en lo que existía entre los dos, pero cada vez se hacía más difícil fingir que todo estaba bien y temía que las cosas fueran a empeorar en un segundo.

La relación con mi padre había mejorado mucho; él intentaba conectar conmigo, se preocupaba y estaba ahí como había deseado por años, pero mi amor por Lucca podía arruinar la relación que intentaba construir con mi padre y ese era uno de mis mayores miedos.

Amaba a Lucca, de eso no tenía dudas, pero... ¿Qué tanto estaba dispuesta a arriesgar? Hace poco, hubiera respondido que estaba dispuesta a arriesgarlo todo, pero ahora sentía mucho miedo, aunque bueno... podía dejar que el miedo me paralizara o podía dejar que el miedo me hiciera valiente y deseaba creer que yo elegiría la segunda opción.

Moví la cabeza frenéticamente despejando mi mente y decidí centrarme en el trabajo, pero alrededor de medio día una visita interrumpió mi concentración y me dejó desconcertada.

-        ¿Benjamin?

-        Es un gusto verla señorita Pemberton

-        El gusto es mío – dije brindándole una sonrisa - ¿Qué lo trae por aquí?

-        ¿Crees que podamos hablar? – preguntó un poco más informal y asentí dejándolo entrar a la oficina

-        Te escucho – dije volviendo a tomar asiento mientras él se sentaba justo frente a mí

-        Te debo una disculpa – soltó tomándome por sorpresa – Sabía que podría herirte cuando fui a verte, sabía que mostrarte ese video te causaría dolor, pero no me detuve; cometí un acto egoísta y cruel dejándome llevar por mis propios deseos sin considerar tus sentimientos y lo lamento mucho

-        Benjamin... - murmuré con una leve sonrisa – Acepto tus disculpas, aunque no son necesarias

-        Sí que lo son – respondió con firmeza - parte de mí quería mostrarte ese video porque creía que Lucca Andreotti solo te estaba utilizando y no confiaba en él, pero otra fracción de mí, deseaba quitarlo de en medio por mis sentimientos por ti; aunque sinceramente no importa la razón, no hay justificación para mis actos; fui inmaduro, cruel y desconsiderado...

-        Tal vez un poco – admití – Pero fuiste sincero e hiciste bien en mostrarme lo que había sucedido

-        ¿De verdad? – preguntó y asentí

-        Una relación no puede construirse con una base de engaños y mentiras, al final todo se sabe... - dije y eso me recordó otro secreto que tenía la certeza terminaría saliendo a la luz

-        Pero... ¿estás segura? – cuestionó tras unos instantes - ¿Estás segura que puedes confiar en él? Todos conocen la enemistad entre sus familias y la clase de problemas que los anteceden...

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