CAPÍTULO 39

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LUCCA ANDREOTTI

Pasaron un par de días y las cosas no mejoraban; nuestros abogados junto a los de la familia Pemberton habían conseguido acallar los rumores y aunque seguíamos en el ojo público, el escándalo y el caos habían disminuido.

Mi padre, pues él seguía furioso, aunque ahora no me lo decía de frente y en lugar de eso solo me ignoraba lo cual se sentía mucho peor, pero al mismo tiempo me preocupaba porque sentía que estaba escondiéndome algo y su silencio no ayudaba; mi madre también estaba distante y pensativa, pero igual que mi padre, no decía nada al respecto y eso me estaba volviendo loco, ¿Qué diablos estaba sucediendo?

Durante estos días me mantuve alejado de Alexa, pero mi madre me entregó mi celular poco después de mi discusión con mi padre así que habíamos estado comunicados y eso era lo único que me salvaba de enloquecer; Alexa siempre sabía cuando yo estaba mal o cuando necesitaba reír y se encargaba de mejorar mi estado de ánimo casi de inmediato, ella era un sol e irradiaba una luz realmente contagiosa y era justo eso lo que más me encantaba.

La noche anterior, nos quedamos hablando por horas y en un momento, caí en cuenta de algo importante; Alexa fue la única persona que me hizo sentir que podía ser mejor, fue la única que confió en mí a pesar de conocer mi pasado y justo por ella es que empecé a desear convertirme en un mejor hombre así que, pese a todo lo que otros pudieran decir y pese a todo lo que el futuro nos deparara, ella siempre sería la única para mí.

Nos educaron para ser enemigos, nos enseñaron a odiarnos sin ni siquiera conocernos y lo hicimos sin oponer resistencia, pero que extraño es el destino que a pesar de que nuestras familias se juraron venganza y odio, nosotros nos juramos amor eterno.

Amor...

Una palabra llena de significado y muy complicada de descifrar, pero ahora sabía que valía la pena porque el amor puede cambiarnos por completo o en mi caso, pueden cambiarlo todo y aunque sea un gran riesgo, al final pase lo que pase, es una experiencia incomparable.

Por la mañana, me levanté con la mejor actitud, pero los nervios no tardaron en aparecer ya que hoy era un día decisivo, hoy por fin se firmaría el contrato de los hoteles Golden, hoy por fin se definiría quien había ganado esta competencia, si mi familia o los Pemberton y aunque justo ahora esa no era mi preocupación principal, si era muy importante. 

La reunión se llevaría a cabo en un edificio en el centro de la ciudad y por lo que Alexa me había comentado, ambas familias estarían presentes y en ese momento se nos informaría de la decisión final; por lo que justo ahora todo era incierto.

Mi padre lucía ansioso y eso era un poco desconcertante, pero ya que sus respuestas consistían en monosílabos, preferí mantenerme en silencio y concentrarme en lo que venía a continuación; este contrato era sumamente importante y deseaba que lo obtuviéramos, aunque si al final ganaban los Pemberton, igualmente me alegría por Alexandra.

Ahí radicaba la diferencia, porque si ganaban los Pemberton, yo lo aceptaría y estaría feliz por ellos, pero mi padre se llenaría de ira y encontraría la forma de desquitarse.

-        Procura mantenerte en silencio – dijo mi padre antes de ingresar al edificio y sin dejarme responder, solo entró con la cabeza en alto y su típica expresión neutral en el rostro

Suspiré sabiendo que mi día iba a ser difícil y me tomé unos segundos para darme ánimos antes de seguirlo hacia el interior del edificio.

En cuanto subimos, nos guiaron hacia una oficina donde nos indicaron esperar al señor Archer que dentro de poco vendría a hablar con nosotros y aunque no nos cruzamos con Alexa ni con su padre, era de suponer que también se encontraban en el edificio y que seguramente justo ahora estarían conversando con el señor Archer o el señor Brown.

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