CAPÍTULO 20

4.2K 197 13
                                        

LUCCA ANDREOTTI

Habían pasado algunos días desde mi cita con Alexa y todo había resultado mucho mejor de lo que imaginé; mientras más tiempo pasábamos juntos, más me enamoraba de ella; Alexa era tan dulce, tan amable y mientras más la conocía, más atraído me sentía.

Estos días también me habían servido para entender lo equivocado que estaba mi padre al guardar tanto rencor hacia los Pemberton y lo equivocadas que eran sus acciones; porque ahora tenía claro, que el fin, no justifica los medios.

Al estar junto a Alexa también había comenzado a entender que mi propio estilo de vida estaba mal; las fiestas, el caos, los problemas y todo lo que había hecho durante estos años no había sido más que una vía de escape de las cosas que no podía controlar y definitivamente no había sido el camino correcto.

Por mucho tiempo me dediqué a ser exactamente lo opuesto a lo que mi padre quería que fuera e hice hasta lo imposible para demostrar que no iba a convertirme en él; pero nunca me había puesto a pensar si lo que estaba haciendo era bueno o servía para algo; la verdad era que nunca me importó, porque mi única prioridad era yo y francamente las cosas hubieran seguido igual, pero entonces, Alexa apareció en mi vida llevándome a cuestionar todo lo que antes creía cierto.

Honestamente, ella se había convertido en una inspiración para mí; ver lo dedicada que era, lo mucho que esforzaba y como buscaba que cada una de sus acciones tuviera un impacto, me hacía querer hacer lo mismo; ella no solo trabajaba por su apellido o su familia, ella trabajaba arduamente porque deseaba cambiar, aunque fuera un poco el mundo y deseaba que su vida impactara en la de los demás. Era extraño pensar como creciendo en familias tan parecidas, habían elegido distintos rumbos para nuestras vidas; porque sí, ambos habíamos estudiado y éramos excelentes en lo que hacíamos, pero mientras ella dedicaba su vida a lograr grandes cosas, yo desperdiciaba la mía en vicios y problemas. 

-        Buenos días Principessa – saludé y la imagen de su sonrisa apareció automáticamente en mi cabeza

-        Buenos días – respondió y solo su voz fue suficiente para hacerme sonreír - ¿A qué debo este saludo... tan temprano?

-        Deseaba escucharte, aunque... deseo mucho más... verte

-        Pues eso tiene arreglo

-        ¿Qué idea se está formulando en tu pequeña cabecita?

-        Podríamos reunirnos antes de que vaya a la oficina o tal vez después...

-        ¿Y no quisieras tomarte el día?

-        Tengo mucho trabajo atrasado

-        Solo es un día

-        Contigo nunca es solo un día – contratacó haciéndome reír

-        ¿Acaso tienes alguna queja?

-        En lo absoluto

-        ¿Entonces? – pregunté

-        No lo sé...

-        Dale hermosa, ven conmigo, solo por hoy... - continué insistiendo – Lo pasaremos increíble, ya lo verás...

Alexa permaneció en silencio durante unos segundos que se me hicieron eternos hasta que finalmente la escuché suspirar.

-        Aun no entiendo como siempre logras convencerme

-        Mi encanto es mi mejor arma

-        Cero humildad – respondió y sonreí

-        ¿Nos vemos en el lugar de siempre?

LEGADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora