CAPÍTULO 37

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ALEXANDRA PEMBERTON

Después de salir de la ópera, Lucca me compró uno de esos globos llenos de luces y tomamos asiento en una de las bancas de un parque cercano para conversar un poco más antes de que cada uno tomara un rumbo diferente.

-        Estuve hablando con mi madre... - comenzó a decir con algo de duda – Quería saber exactamente porque mi familia y la tuya se odiaban...

-        ¿No te contaron la historia?

-        Sí... bueno... sabes que la relación con mi padre no es muy cordial; siempre me repitió que ustedes eran nuestros enemigos y creo que me contó la historia a grandes rasgos cuando era niño, pero necesitaba saber un poco más

-        ¿Y qué te dijo tu madre?

Comencé a relatarle lo que mi madre me había contado y aunque al inicio la historia parecía ser la misma que ella conocía, poco a poco su expresión cambió a una de desconcierto.

-        Eso no fue lo que dijeron – soltó en cuanto terminé de hablar

-        ¿A qué te refieres?

-        Mi padre solía contarme la historia de nuestra familia cuando era niña, pero solo cuando tuve la edad necesaria, me contó la razón detrás la enemistad con los Andreotti; él me dijo que mi bisabuelo se asocio con el tuyo porque quería expandir el negocio de la familia y que al inicio trabajaron muy bien juntos, que la sociedad funcionaba y todo parecía maravilloso, pero que después de ser escogidos para un importante negocio de construcción, todo se vino abajo. Mi padre dijo que los llenaron de promesas de grandes negocios en el futuro, pero todo terminó en desastre; aunque eso no fue lo peor.

-        ¿Entonces? – preguntó

-        Mi padre... dijo que tu bisabuelo traicionó al mío; que por salvarse casi lo condena y estuvimos a punto de perderlo todo; dijo que el negocio falló por diversos problemas con los materiales, los presupuestos y demás, pero que al final, tu bisabuelo buscó su propio beneficio sin importarle como terminara nuestra familia y que por eso la sociedad se quebró y el problema entre nuestras familias comenzó.

Cuando terminé de hablar, Lucca se quedó en silencio con la mirada perdida mientras procesaba todo lo que yo había dicho; aunque las preguntas también comenzaban a provocarme un horrible dolor de cabeza.

Si mi versión y la de Lucca eran diferentes, ¿Cuál era la verdad? ¿Qué había sucedido en realidad entre nuestras familias hace tantos años? ¿Era cierto que los Andreotti nos habían traicionado o era solo un error? Si no podíamos confiar en nuestros padres para hallar la verdad, ¿A quien más podíamos recurrir?

-        Quizá podría revisar los documentos de mi bisabuelo, sé que mi padre hizo que los guardaran en algún lado – comenté y Lucca volvió a mirarme

-        Intentaré averiguar por mi lado, pero no sé si guardamos documentos de ese tiempo o si los tenemos, no tengo idea donde pueden estar

-        Tal vez tu madre sepa

-        Hablaré con ella... - respondió, aunque noté que seguía pensativo

-        Ya verás que todo se solucionará; al final la verdad siempre encuentra la forma de salir a la luz – dije tomando su mano y sonriéndole con dulzura

-        Gracias – murmuró devolviéndome la sonrisa

Paseamos durante un poco más de tiempo hasta que el frio aumentó y finalmente me despedí de Lucca con un beso antes de emprender el camino de regreso a casa, pero durante todo el trayecto, la sonrisa en mi rostro no desapareció y solo se hizo más grande.

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