38. pocas palabras

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Pero la mañana llegó con prisa. Con demasiada prisa.

Seokjin despertó por el movimiento de sabanas, como si alguien estuviera peleando por quitárselas. Pensó que era una locura hasta que recordó que alguien dormía a su lado.

Abrió los ojos entonces, la luz del sol ya se notaba dentro de su habitación, quizás las siete de la mañana. Aún era temprano, por seguro que no tenía sus ocho horas de sueño mínimas para no despertar con el ceño fruncido. Pero lo intento, porque quizás del otro lado de la cama hubiera algo que quitara esa molestia.

Pero lo que encontró no fue exactamente algo bueno.

Min Yoongi estaba pálido y aferrado a las sábanas como si su vida dependiera de ellas, estaba temblando y si bien era apenas notorio Seokjin estaba seguro de que empezaba a ver los labios del chico ponerse azules.

Se asustó y al momento comenzó a mover a Yoongi, llamó su nombre cuando no percibió reacción de aquel personaje en su cama. Recordó entonces lo que le había dicho la noche anterior.

El maldito calefactor estaba apagado, pues él realmente no lo necesitaba tanto, pero para Yoongi era muy diferente. Había estado tan distraído después de entrar al departamento y con el beso su mente había hecho un claro corto circuito. Ambos lo olvidaron y ahora Seokjin sentía que iba a quedarse sin aire.

—¡Yoongi! —gritó con la desesperación llenando su cuerpo. —¡Yoongi por favor!

A penas y podía abrir los ojos, era como si el cansancio cubriera todas sus extremidades. —¿Jin?

—Oh por Dios. —soltó el aire que había estado conteniendo. —¿Qué hago? Estas...estas...

—Al hospital...—su voz a penas y fue audible.

—Bien, si...vamos. Vamos. —salió de la cama casi corriendo, busco unos pantalones y un hoodie.

—Mis manos...—susurró.

Seokjin pudo ver cómo la punta de sus dedos se tornaban de un color antinatural.

—Tus manos siempre están frías, Yoon. Esto, ya pasara...solo, solo necesitamos ir al hospital y todo estará bien. —la rapidez de sus palabras lo asustaban.

Como pudo tomó a Yoongi y lo sacó de la cama, buscó su abrigo y se colocó encima antes de que salieran del apartamento. Su asesor se veía cada vez más pálido y su caminar era casi tambaleante, le sorprendía que pudiera sostenerse sobre sus pies.

—Vamos, ya falta poco. —le dijo cuando llegaron al estacionamiento. Su carro no estaba lejos.

Yoongi se desmayó antes de llegar.

Seokjin se apresuró a cargarlo los últimos metros, metiendo a Yoongi en el asiento trasero, asegurándolo para no caer. Subió entonces y tomó el volante, tomó un respiro para calmarse antes de encender y dar marcha al auto. Apresurándose a salir del estacionamiento, las calles lo recibieron con incluso más frío. Estaba comenzando a nevar.

El camino al hospital le pareció eterno, pues intentaba hablarle a Yoongi, buscando que milagrosamente despertara.

—Yoon, por favor. —suplicó. —No puedes hacerme esto, tenemos que hablar. —sugirió en su desesperación. —Yoon, ya estamos cerca. Por favor.

El edificio se presentó ante él en cuanto giró, aceleró en el último tramo entrando directo al lugar señalado como «URGENCIAS».

—¡Ayuda! —gritó con Yoongi entre sus brazos.

Los enfermeros presentes lo auxiliaron con rapidez. Guiándolo a una cama y empezando con acciones que Seokjin no entendía. Había frialdad en cada movimiento y él quería gritarles que lo que Yoongi necesitaba era todo lo contrario. Quiso acercarse pero lo detuvieron antes de que lo lograra.

Epiphany || Sujin || Jinsu || ksj+mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora