El cúmulo de nervios le estaba queriendo hacer vomitar, siendo justos era normal. Tenía menos de 48 horas fuera del hospital y aún no se sentía completamente conectado al mundo. Estando casi una semana dentro claro que algunas cosas no solo se "acomodan".
Por supuesto podría haber esperado un par de días más, quizás unas semanas. Pero el tiempo apremia y el ya no estaba para pensar dos veces.
Eran casi las siete, habían acordado el horario la noche anterior, después de la publicación de otro capítulo en la historia de Seokjin. La cual iba más que bien, cumpliendo la metas y en tiempo y forma, todo al ritmo perfecto, la primera mitad estaba casi lista y por lo tanto a nada de estar publicada, habían incluso actualizado más de un capítulo por semana para alentar a los lectores. Seokjin buscaba que la historia llegara incluso a su final más rápido. No por apresurarse, si no por el buen trabajo que estaba seguro de mantenerse haciendo. Rkive como tal estaba haciendo un excelente trabajo junto a la compañía también, había ya varios anuncios con la noticia de que las historias de Seokjin comenzaban a ser traducidas. Las vistas en la plataforma se alzaron y ni hablar de los comentarios llenos de preguntas.
Pero eso ahora, bueno, era punto y aparte. Tenía otras cosas en mente. Algunas mejores que otras, estaba el tema médico por supuesto. Nada claro todavía y diciembre comenzaba a verse tan lejano como la misma Edad Media, la cita estaba hecha así que era esperar a que el tiempo solo siguiera su curso.
Y hablando del tiempo, su reloj marco las siete en punto y consigo, escucho que llamaban a su puerta.
Kim Seokjin era absolutamente irreal. Por más que lo hubiera visto tantas veces, no dejaba de sorprenderlo, se veían tan espectacular. Su cabello estaba un poco más largo, su abrigo era celeste y cubría casi por completo su vestimenta, la camisa blanca, un clásico. Los pantalones negros un toque excepcional. Si, en definitiva Seokjin era un delirio.
—¿Cenaremos en la puerta? —bromeó. —No que me moleste, pero me gusta más la idea de comer sentado.
—L-lo siento, me distraje. Te ves bien. —la honestidad fue irrefutable.
—Puedo decir lo mismo. El negro definitivo es tu color. —le comentó dejando su calzado en la entrada.
Yoongi vestía monocromático. Los pantalones rectos en color negro acentuaban su cintura a la perfección en combinación con la camisa en el mismo tono, la tela se veía suave... Seokjin quería tocarla. Y encima solo para terminar el atuendo un saco tan oscuro que casi se perdía si no fuera por las solapas blancas destacando.
Yoongi lo guió a la mesa, dejando de lado las miradas profundas entre ambos.
—Espero te guste. —dijo perdiéndose en la cocina para traer la comida.
De reojo pudo ver a Seokjin quitarse su abrigo, dejando a plena vista la camisa blanca ceñida a sus hombros.
—Confió en ti. —respondió.
El anfitrión salió y entró a la cocina solo un par de veces antes de tomar asiento.
—¿Tienes calor? —preguntó con un poco de miedo. Pues la calefacción llevaba encendida unas horas.
—No, está perfecto. Hacia mucho frío afuera. —sonrió.
Yoongi decidió servir entonces, llenando los platos y luego pasó a las copas con vino. Aunque su copa se llenó puramente de agua.
—Entonces...prueba. —lo alentó.
Min Yoongi guardo la respiración varios segundos. Le parecieron eternos para cuando Seokjin habló de nuevo.
—Está delicioso. —dijo sonriendo.
El alivio cubrió su cuerpo y pudo tomar el primer bocado también.
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Epiphany || Sujin || Jinsu || ksj+myg
RandomEscribir siempre se había sentido bien para él. Tenía un publico que parecía disfrutar de sus relatos. ¿Qué estaba pasando entonces? ¿Por qué sus números solo parecían bajar cada vez más? Kim Seokjin estaba viviendo quizás demasiado en el pasado y...