Encontrados

Capitulo 24

Nicholas

Tengo los ojos cristalizados, Zenda terminó de relatar lo sucedido con su familia y supe que si derramaba una lagrima no podría apoyarla como ella lo necesita ahora, por eso solo la observo llorar, sin yo hacerlo con ella.

–Hay más cosas que me han pasado– aclara– pero todavía no estoy lista para decirlas en voz alta– voltea su vista a mi– Espero sepas esperarme, solo necesito tiempo y confianza para lograr abrirme– nuevamente fija su vista en el horizonte

La sigo observando porque no sé cómo abordar este tema. Respiro hondo intentando que mis lágrimas nos salgan.

No soy mucho de llorar, en realidad casi nunca lo hago. No pienso que llorar te haga débil o voy a decir que odio llorar porque no es así, sin embargo si lloro este momento van a ser 2 las personas destruidas y no puedo permitirme eso ya que ahora Zenda me necesita para ser su hombro y fortaleza.

–¿Por qué a mi?– es lo único que digo

No creo ser la persona adecuada para contar este problema. Quiero que confíe en mí, no obstante debe ser muy difícil abrirse a alguien y esperar a que no te dañe. Quisiera saber que la impulsó a decirme tal tristeza con solo mes y medio de conocernos. No juzgo sus acciones. No. Lo que quiero es comprenderla.

Deja de lado el horizonte de nuevo y gira su cabeza para que nuestros ojos choquen.

Lo único que me transmiten sus orbes chocolate son dolor, culpa, tristeza y una profunda nostalgia al relatar su pasado. Los míos deben tener todo por igual excepto la culpa y nostalgia.

No siento, ni la estoy viendo con lástima, supongo que es eso lo que busca con tanta atención cuando mira mis ojos. Quiere encontrar lo que siempre se encontraría en los ojos de una persona a quien le han contado o escuchado una historia como la de mi despistada.

En cambio, a pesar de que se esmera por encontrar esa lastima no la ve por lo que decide preguntar:

–¿No me tienes lastima?

–No– niego de inmediato

–¿Por qué?– sigue son sus ojos puestos en mi

–¿Por qué debería?– le devuelvo

–Porque la historia que te conté es una mierda– revela

–¿Quieres que sienta lastima?– continuo

–No– me da una negativa

–¿Entonces?

Vuelve su mirada al frente, evitando que nuestro mirar choque

–Solo le había contado esta historia a 3 personas en mi vida– niega como si no pudiera creer algo que ha hecho– 4 contigo– sigo esperando a que termine su oración– La primera fue Elli– no me sorprende–, pero en realidad no se lo conté porque ella vivió esa época conmigo– eso sí me impacta– o al menos la mayor parte– carraspea– La segunda fue la psicóloga a la que fui– sonríe irónica– esa mujer era el demonio, me receto unas pastillas y luego de unas semanas de escucharme y mirarme con lástima, me dijo que me debía derivar de área porque ese tipo de traumas eran muy fuerte para ella– la pienso interrumpir pero sigue– La tercera persona fue Liam– yo me sigo preguntando quien es porque solo lo menciono una vez– nunca me vio con esa lastima, ni me trató diferente– se le sale una sonrisa sincera y me recuerdo que no debo estar celoso en una situación así– siempre ha estado para mí– mueve su cuerpo para verme otra vez.

»Y luego estás tú, un hombre de 28 años que conocí hace menos de 3 meses, que me ha acosado por atención, que no me juzga, que ha intentado conquistarme, que ha esperado mis tiempos, que me entiende, que tiene una linda personalidad que solo sale conmigo y que tiene la sonrisa más bonita que haya visto– sonríe de nuevo y enumera cada cosa– Que hizo que se me hiciera los más fácil del mundo confiar en él para abrirme y arriesgarme a decirle sí en su propuesta de noviazgo, decirle sí a que me escuche, decirle sí a que me mime, decirle sí a que me preste atención, decirle sí a que me proteja, decirle sí a que sienta algo por mí, decirle sí a que yo entre en él y podamos juntos superar todo lo que se nos ponga al frente.