Capitulo 26

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Zenda

Hace 6 años

Estoy en el cementerio para firmar los papeles para que entierren a mi padre junto a mi madre.

No pude hacer nada para salvarlo y los médicos que llegaron junto con los policías dijeron que ya estaba muerto y que aunque hubiera querido no lo hubiera salvado. Obviamente me lo dijeron para hacerme sentir mejor pero solo tengo 17 años y la culpa que siento no me deja razonar nada.

–Firme aquí señorita– el encargado me entrega unos papeles

Los leo rápido porque desde que papá me gritó en el cementerio hace unos años no he venido, ni tampoco he querido.

Firmo todo lo necesario porque aunque no soy mayor de edad igual vale porque mi padre me dio la "custodia", por así decir, de su cuerpo muerto.

Salgo de la oficina del encargado y cruzo el cementerio para salir de una vez por todas. Camino por los costados de las tumbas y leo los nombres.

Hay niños, jóvenes, adultos, viejos. Hay hermanos, padres, hijos, abuelos, amigos. Hay rosas, girasoles, margaritas, lirios. Hay frases, palabras, dedicaciones, descripciones.

Me detengo frente a una que solo tiene un nombre «Elois Newt». No se porque pero me mantengo frente a esta  por al menos 15 minutos.

Pienso muchas cosas y todo lo del exterior desaparece al sumergirme en mis pensamientos, ideas, recuerdos, tristezas, dolores, etc.

No obstante debo dejar mis pensamientos a un lado cuando una voz pregunta:

–¿Quién eres?– dice bruscamente

Volteo en un movimiento para saber quien es

–Yo debería preguntarte eso a ti– repongo con mi cara seria dejando de lado todo lo que me atormente

–Tú eres la que está en la tumba de mi madre– esclarece y yo trato de esconder mi cara de sorpresa– Así que tú eres la que debe responder

–Soy Zenda– no me disculpo porque no creo que quiera un "lo siento"

–¿No te vas a disculpar?– interroga

–¿Quieres una disculpa?– contra ataco

–No– niega– pero normalmente si le dice a alguien que tienes un familiar muerto se disculpa como si lo hubiera matado.

Me río de verdad, con carcajadas y todo

–Bueno– me calmo– mis familiares están muertos y odio que me digan "Lo siento"

–Yo también lo odio– su voz cambia a una suave, muy diferente que la de la hace un rato

Sonrío un poco, la primera sonrisa que hay en mi cara desde la muerte de mi padre

–Ya me tengo que ir– me separo de la tumba para empezar a caminar

–¿No quieres que te lleve?– él me alcanza para preguntarme

–¿No tienes que visitar a tu madre?– le digo porque no se a quedado más de 5 minutos

–Creo que podrá perdonarme por esta vez– dice en tono de broma

–Ni siquiera se tu nombre

–¿Eso es un sí?

–Si– asiento con la cabeza y no me muevo esperando a que responda

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