Capitulo 20

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Nicholas

Llevamos comprando unas largas horas, por lo cual mis pies piden un descanso.

–Voy a sentarme, tu sigue viendo vestidos– digo ya cansado de tanto buscar y buscar sin encontrar nada– ¿Sabes que podrías ir a Gucci o Prada o algo así? Yo igual lo compraré

–Te haré caso porque no encuentro en ninguna otra parte– suspiro preparándome para lo que viene– pero yo pago la diferencia

Ruedo los ojos

–Esta bien– ya no replico– pero rapido porque me quiero ir

Sonríe y se acerca a besarme

–No me demorare nada– me da otro pico– ya se cual quiero– me da un último beso y se va en dirección a la tienda

Se que ya había visto un vestido en esa tienda pero no se atrevía a ir o pedirme nada porque es mi dinero y no quiere que gaste en ella.

Empiezo a contestar correos y siento como alguien apoya su mano en mi hombro, quito mis lentes solares que hace poco me puse y la observo. Se que es una mujer por lo chiquita de su mano

–¿Quieres ir a algún lugar guapo?– tiro mi hombro a un lado para que no me toque, no necesito más malentendidos

–No necesito nada tuyo– le espeto duro– Ya tengo a alguien mucho mejor que tú y con mejores dotes así que vete

–No la veo aquí– dice persistente

–Que no la veas no signifique que no exista– no necesito esto

Yo tampoco

–Apuesto que puedo ganarle en muchos aspec...– antes de que acabe la callo

Le enseño una foto de la castaña que tengo en mi móvil

–Deja de compararte con ella porque vas a salir perdiendo– si quiere que coquetee conmigo pero si se mete con Zenda no respondo– y ya vete de una vez porque solo estorbas

Me coloco los lentes de sol de nuevo y me concentro en cualquier cosa menos ella esperando que deje de humillarse y se decida por irse de una vez. Cuando ya no la siento a mi costado volteo y veo que estoy en lo cierto.

Estoy aproximadamente unos 5 minutos más en mi celular pero levanto la vista cuando escucho un escándalo viniendo del lugar donde está Zenda. Me paro para dirigirme a la tienda de donde salen los gritos y cuando empiezo a acercarme veo como una cabellera castaña viene en mi dirección.

–Ya vámonos– veo que no tiene nada de lo que quería comprar por lo que no dejo que siga avanzando

–¿Y las compras?– frunzo mi ceño

–No encontré nada– no me mira a los ojos y la última vez que eso pasó fue porque tenía un golpe nada agradable en su cara

–Mírame a la cara cuando me hables– agarro su mentón con la punta de mis dedos y me doy cuenta que aunque esta vez no tiene un moretón tiene los ojos llorosos–¿Que mierda paso en esa tienda? y ¿Porque vienes llorando?

Odio verla llorar, anteriormente me importaba una mierda que la gente llorara lo único que me importaba era que lo hagan lejos de mi porque no tenía idea de como consolarlas y tampoco me importaba que se sintieran mal, pero dicen que el karma cobra caro porque ahora...

Ahora, lo único que quiero es nunca ver a la despistada llorar por cualquier cosa. Es como si mi corazón se estrujara solo por ver sus ojos cristalinos– y aunque me preocupa que me importe tanto que esté en este estado– no puedo ver que alguien la dañe o siquiera dañarla yo mismo porque nadie merece sus lagrimas. Nadie en este jodido mundo merece que Zenda llore por sus acciones.

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